Fecha: 18 de noviembre de 2015 – Actualizado: 18 de noviembre de 2015
Tras las vacaciones de verano y las Navidades, ponerse a dieta está en las intenciones de un 90% de la población mayor de 25 años. Sin embargo, y durante todo el año, muy pocos son conscientes de su obesidad digital, esa otra en la que se acumulan y consumen cientos de contenidos de todos los dispositivos con los que estamos continuamente conectados, informados y pendientes de mensajes, noticias, música, contenidos de ocio, foros, redes sociales, correo electrónico… Una saturación que trae consigo numerosos trastornos psicológicos y físicos. Una tendencia que con el tiempo puede ser pasarnos factura, y de las gordas.
OBESIDAD DIGITAL
Por Maika Cano
En España, más del 80% de la población tiene móvil, existen más de 20 millones de usuarios de aplicaciones y se hacen casi 4 millones de descargas diarias. Numerosos estudios confirman que consultamos el móvil más de 200 veces al día, 14 veces en una hora… ¡¡¡una vez cada 4 minutos!!!
En los transportes públicos, por la calle, en cualquier lugar, mires donde mires, no te vas a cruzar la mirada con muchas personas. Lo que vas a ver serán decenas de cabezas agachadas mirando el móvil, haciéndose un seelfie o grabando lo que pasa a su alrededor. Y otras tantas no podrán oír si alguien las saluda porque estarán con unos cascos oyendo cualquier cosa. Pocos leen un libro o contemplan lo que les rodea… En casa o en la mesa, en reuniones de familia o amigos, un poco de lo mismo. Las conversaciones cara a cara con alguien son mitad mirarse a los ojos y mitad mirar la pantalla del móvil, por si hay algo nuevo. En la era de la comunicación, estamos más hiperconectados que nunca pero nos comunicamos peor que nunca. El aislamiento y las individuales que generan los dispositivos y la conexión a Internet crece por momentos. Sin obviar la importancia de su desarrollo y las numerosas ventajas que ofrecen, sí que debemos tomar conciencia de lo gordos digitalmente que nos estamos poniendo, y no queremos reventar ¿no?
El mundo… pero en pantalla
En esta era digital y de las comunicaciones, además de un móvil, nuestro patrimonio tecnológico abarca tablets, ordenadores, smart tv, watches, consolas… Desde franjas de edad cada vez más jóvenes, y hasta el infinito, y con pocas excepciones en cuanto a perfiles, el uso de gadgets, la conexión a Internet y la participación en redes sociales, plataformas y foros es tremenda. El problema surge cuando la adicción crece, cuando afecta a las relaciones sociales, cuando no se concibe un tiempo de ocio sin ellas, o cuando acusamos cierta ansiedad por ejecutar o consumir los contenidos descargados y almacenados pendientes: películas que ver, libros que leer, chorradas de amigos que compartir, mensajes por contestar, fotos de las vacaciones por subir a las redes, perfiles que renovar, compras online pendientes, recetas por cocinar, y todos esos tutoriales para aprender a decorar con palets, montar un horno solar casero o hacer disfraces con materiales reciclados. Agotador. Estresante.
¿Consecuencias? A nivel físico, el uso de dispositivos móviles resulta perjudicial de la cabeza a los pies: molestias y posibles trastornos en las cervicales por estar con la cabeza agachada, sobrecarga y futuras lesiones por el peso de los portátiles, impacto continuo en los oídos por el uso de auriculares, insomnio por hiperactividad tecnológica hasta el último segundo antes de apagar la luz, trastornos en las manos y los dedos por el uso de teclados y ratones, sequedad ocular por efecto de las pantallas…
No existen remedios a nada de esto si uno no quiere adelgazar. Estos consejos son sólo para aquellos conscientes de que el uso de tecnologías es bueno, como comer, pero que hay comida basura y calorías vacías. Disfrutemos comiendo bien y sabiendo que nos estamos cuidando. Y busquemos la comunicación con quien tenemos al lado.
Trabajo
La superconexión vía email y whatspp ha hecho que las jornadas laborales se extiendan más horas de las recomendadas. Hay que poner límites: a los clientes o jefes que llaman a cualquier hora, y a revisar cada documento que llega, aunque sea sábado por la noche. Pensemos además que por cada persona que contesta, sienta precedente y nos obliga a hacerlo a los demás.
Amigos
Benditos móviles que nos mantienen en contacto con nuestras amistades, pero de nada sirve estar luego con ellos y no disfrutarlos 100% porque estemos más pendientes del móvil. Cada vez más en reuniones de amigos y familiares, “quien toca el móvil en la mesa, paga la cena”.
Niños
Nuestra misión es ayudarles a usar los dispositivos para aprender y entretenerse, pero controlando el tiempo y la exposición a ellos. Lo fundamental es que los adultos entendamos que es más cómodo que tabletas y videoconsolas se encarguen de nuestros hijos que nosotros mismos. Juguemos más con ellos, sólo un poquito más. A nivel familiar, la implicación de todos puede ayudar a pasar fines de semanas juntos, con el compromiso de que durante unas horas o incluso todo un día, nadie toque sus gadgets.
Jóvenes
Las redes sociales han hecho de nuestros jóvenes verdaderos adictos a los seelfies, a coleccionar amigos y novi@s, a colgar fotos de cualquier situación, a medirse por el número de amigos o “me gusta’s”, a tenerles que avisar por whatsapp para que salgan de su habitación para cenar… Una completa locura. Iniciativas como el http://www.programadesconecta.com para promover el uso consciente de las tecnologías entre jóvenes pueden ser un buen punto de partida.