Fecha: 20 de julio de 2017 – Actualizado: 12 de marzo de 2024
Cada vez más estamos oyendo hablar de esta nueva adicción de la que muchos incluso se enorgullecen. Y eso que tiene un lado oscuro que no se debería menospreciar porque genera un enganche que es real y porque en algunas personas llega a ocupar casi tres cuartas partes de su tiempo de ocio. El placer de ver cada capítulo semanal ha sido sustituido por la ansiedad de consumir temporadas enteras en menos de una semana. Si eres de los que cada noche te enganchas a ver capítulos de tu serie preferida y te repites como un mantra: “el último y ya apago”, pero no lo haces… toma nota para saber si eres un simple fans o un experimentado seriéfilo, o por el contrario, te debes preocupar porque estás excediendo algunos límites.
¿Adictos o devoradores?
Por Maika Cano
Cada vez más estamos oyendo hablar de esta nueva adicción de la que muchos incluso se enorgullecen. Y eso que tiene un lado oscuro que no se debería menospreciar porque genera un enganche que es real y porque en algunas personas llega a ocupar casi tres cuartas partes de su tiempo de ocio. El placer de ver cada capítulo semanal ha sido sustituido por la ansiedad de consumir temporadas enteras en menos de una semana. Si eres de los que cada noche te enganchas a ver capítulos de tu serie preferida y te repites como un mantra: “el último y ya apago”, pero no lo haces… toma nota para saber si eres un simple fans o un experimentado seriéfilo, o por el contrario, te debes preocupar porque estás excediendo algunos límites.
Quién de todos vosotros no ve actualmente una serie de televisión y espera ávidamente cada nuevo capítulo semanal? ¿Quién prefiere descargarse temporadas enteras de sus series preferidas y se las ve en menos de una semana? Actualmente, la gran mayoría de nosotros hacemos lo primero y unos pocos menos, pero que son cada vez más, optan por lo segundo en lo que podría considerarse casi una auténtica adicción.
Si el término “adicción” se está consolidando es porque crece el número de personas cuya vida gira en torno a estas series por las que dejan de hacer muchas cosas, descuidan obligaciones y las prefieren a tener una vida social normal. No es lo mismo que te guste una serie, la veas y esperes cada capítulo semanal, e incluso que te descargues uno que no pudiste ver, a que consumas las series por temporadas, una detrás de otra, y cada vez en menos tiempo.
Según la RAE, una adicción es la “dependencia del consumo de alguna sustancia o de la práctica de una actividad”. En el caso de la adicción a las series, para algunos expertos no se puede considerar adicción algo que es solo un comportamiento excesivo, igual que quienes tienen enganche al trabajo, a Internet, las redes sociales, las compras o a hacer deporte: hay un abuso, hay un mal uso, pero para nada se puede comparar esta adicción a la que se tienen con determinadas sustancias tóxicas. Sin embargo, existe una tendencia a considerar que si estas actividades te hacen perder tu libertad SÍ que pueden considerarse adicción. En este sentido, el enganche a ver una serie tras otra, y a tragar temporadas y capítulos de forma desmesdida, está empezándose a ver como una adicción, aunque sea de forma peyorativa pero no exenta de consecuencias perjudiciales. Principalmente porque el exceso sobrepasa algunos límites: ¿es normal devorar Dexter hasta las tantas cada noche y trabajar al día siguiente habiendo dormido poco?, ¿es normal dejar de salir y de hacer vida social porque se prefiere la evasión que produce ver la última temporada de The Wire?, ¿es normal dejar de cumplir con algunas de nuestras obligaciones porque justo se ha estrenado la última temporada de The Walking Dead y hay que ser el primero en verla y en contarlo, por supuesto?
Pero cuando empezó esta locura…
Aunque parezca que esta serieadicción es nueva, hace tiempo que se empezó a gestar el enganche a las series que, junto a las películas, son los productos de mayor consumo dentro de la sección Ficción en la parrilla de cualquier cadena de televisión. Internet, las plataformas de video en streaming (HBO o Netflix), los servicios de televisión de las operadoras (Movistar u Orange) los canales de series (AXN, Fox, TNT), o los recién llegados como Amazon o Wuaki, solo han venido a impulsar de forma definitiva e impactante el gran despegue. Una oferta sin límites para la que necesitaríamos tener varias vidas. ¡La tentación es difícil de obviar! Y teniendo a mano todas esas pantallas de móviles y tabletas, menos aún.
¿Os acordáis de aquellas telenovelas de los últimos 20 años del siglo pasado, que acaparaban casi una atención nacional delante del televisor de la mayor parte de los hogares españoles? Ya entonces, una gran mayoría de mujeres de mediana edad y jóvenes (también muchos hombres pero menos) dejaban todo de lado para ver el capítulo del día. Podían ver varias telenovelas a la vez por más entresijos que hubiera en cada una de ellas. Mucho ha llovido desde entonces, con un escenario hoy algo diferente y con nuevos y variados protagonistas. Los adictos de ahora han cambiado las telenovelas por series; se trata de un público más joven, que utiliza para ver estas series todo tipo de dispositivos (la televisión el que menos), y donde los niveles de calidad se unen a otros recursos. Todos juntos, casi podría decirse que han sido contemplados para conseguir nuestro enganche total.
En las series actuales, los productores saben bien lo que queremos, han hecho perfectamente los deberes y la dependencia llegará porque todo está perfectamente estudiado. Violencia y sexo se combinan de forma maestra para captar nuestra atención: nos gusta hacer sexo pero en su defecto, también verlo, y justificamos la violencia cuando esconde sentimientos de venganza y justicia, somos empáticos con el “malo” al que vemos como víctima. A todo esto se unen recursos técnicos que también nos enganchan, como el de todas esas imágenes que pasan por nuestros ojos de forma tan rápida que no queremos quitar la vista ni un segundo por si nos perdemos algo. ¿Y no creéis que también está perfectamente estudiado que en cada final de capítulo nos dejen con la intriga de saber qué va a pasar, que se acabe siempre en lo más interesante?, ¿cómo es que el final de cada capítulo esconde el minuto de mayor intriga de todos? ¡Claro que todo está estudiado!, para consumir capítulos como locos y chuparnos temporadas como verdaderos vampiros. ¿Por qué esperar si los tengo ahí todos bien descargaditos solo para mi disfrute?
Cuando el amor se convierte en enganche
Total, que en casi un suspiro porque apenas recordamos cuándo y cómo, hemos pasado en unos años de esperar cada semana el episodio que tocaba ver a tragarnos temporadas enteras de nuestra serie favorita en apenas unos días. Hemos cambiado el placer sencillo de ver aquel capítulo semanal que nos tenía en vilo y totalmente expectantes a volvernos locos descargando temporadas, viéndolas de un tirón, sufriendo por no saber cuándo llegará la próxima y hasta consultando Internet para saber cómo va el rodaje de la siguiente. Del amor al enganche total por obra y gracia de, primero la moda del lanzamiento de las temporadas en DVD, y luego dándonos de alta en webs, plataformas y canales temáticos como si no hubiera un mañana. Existen incluso estudios que han investigado sobre los síntomas físicos que nos producen ver series o tener que dejar de verlas: en el primer caso, los latidos de nuestro corazón aumentan, igual que el riego sanguíneo y por supuesto la respiración. Cuando a los participantes en el estudio se les quitaban sus series preferidas de delante, experimentaban sudoración y disminución de la temperatura corporal. Ahí lo dejo.
El perfil tipo de los adictos a las series son personas de entre 18 y 45 años, aunque cada vez más los adolescentes de entre 13 y 17 se están iniciando en el asunto. Pero ¿por qué? Aparte de que los productores nos lleven al enganche con los métodos antes comentados, existen otras numerosas y variadas causas que también pudieran estar en la base de la adicción a las series de televisión:
Parece ser que existen personalidades con gran potencial para las adicciones, ya sea a la comida, las compras o el deporte, y también en este caso, a las series. Estas personas podrían tener en común una baja autoestima y poca tolerancia a las frustraciones, no saben afrontar los problemas con seguridad, ni tampoco son un hacha en las relaciones sociales por lo que el enganche a comprar o a ver series les compensa de estas carencias y les ayuda a tener un motivo que les estimule.
La evasión está también entre unas de las principales causas por la que muchas personas se enganchan a ver series. Bien para mitigar la soledad bien para amortiguar problemas o una vida social deficitaria, meterte de lleno en una serie elegida y perderte en su disfrute sin ver más allá es la mejor receta para esas situaciones. Normal que para estas personas cuando acabe una temporada, la sensación de vacío y de soledad sea mucho mayor.
También hay quienes sienten la presión de ver series para estar “en la onda”. Obvia comentar que quienes ven series como locos porque todo el mundo lo hace también tendrían que hacérselo mirar.
La necesidad de identificarse con los personajes, la mitomanía en la que muchos caen y lo bien que funciona la intriga para enganchar podrían ser otras de las causas.
Lo peor de todo es que pocos de los que están verdaderamente enganchados lo reconocen o se sienten culpables. Y ese sí que es un problema: no ser consciente de que tienes un problema. Otra gran mayoría sí que es consciente de que se ponen a ver capítulos y pierden la noción del tiempo; y reconocen que se sienten mal y culpables cada vez que a última hora del día se dicen “voy a tumbarme y a ver un capitulito de mi serie”, y el asunto se convierte en tres horas viendo ocho capítulos seguidos y la sensación, encima, de que aún se hubieran visto alguno más.
Una vez más, y como en tantas cosas, en el equilibrio está la virtud. Dedicar tiempo a ver una serie no es malo, dedicar casi todo nuestro tiempo a ver una serie tras otra, sí. ¿Quién no se ha enganchado en alguna etapa a ver series, quizás incluso porque estaba pasando una mala época? Eso no es malo y hasta puede venir bien para liberarnos de pensar y poder evadirnos durante unas horas. Tener una buena oferta de series de televisión y poder acceder a ellas fácilmente y que ocupen una parte de nuestro ocio es bueno. Pero hacerlo como hábito, No. Vigila si te despiertas pensando en los capítulos que vas a ver ese día en cuanto puedas, vigila si pierdes la noción del tiempo viéndolos, vigila si prefieres siempre ver series a relacionarte con tus amigos, vigila si no has leído en tu vida y ahora te compras los libros que están basados en tus series preferidas para saber más que nadie, vigila si solo sabes hablar de tu serie preferida, y sobre todo, vigila si usas continuamente frases de alguno de tus personajes preferidos. Si algo de esto te ha pasado alguna vez pero casi ni recuerdas cuando, no te preocupes, lo tuyo no es adicción. Sigue disfrutando de las series porque las hay maravillosas. ¡Yo voy a ver ahora mismo una de las mías!
¿Cuáles son las series que crean más adicción? Ficción española versus ficción americana
En España, nuestros primeros contactos con las series tenían el nombre de Farmacia de guardia, Médico de familia, Los Serrano, El Internado, Curro Jiménez y por supuesto,Cuéntame cómo pasó, entre otras muchas. Con el tiempo, se ha ido llegando a una mayor sofisticación y calidad en las tramas unida a una intensa producción que incluso ha traspasado fronteras para ser vista y aclamada también en otros países: El barco, Hospital Central, Velvet, Los misterios de Laura, La señora, Doctor Mateo, Pulseras rojas y las más más actuales y aclamadas Águila Roja, El príncipe o El ministerio del tiempo.
Las series americanas, sin embargo, siempre han creado más adicción, por su extremada calidad, por aquello de la famosa identificación con los personajes o porque son de fuera, que no hay que olvidar que aquí siempre nos parece mejor lo de fuera que lo nuestro. Lost (Perdidos), Friends, Twin Peaks, Los Simpson, Doctor en Alaska, Urgencias o Los Soprano fueron las primeras que se colaron en nuestra vidas, y luego han dado paso a todas las demás, unas más de culto o las más comerciales, que son las que tienen enganchado a medio mundo: Mad Men, Homenland, The Wire, The Walking Dead, House of Card, Dexter, Breaking Bad, Juego de tronos, Orange is the new Black … Las series americanas nos hacen soñar con personajes, escenarios y tramas muy alejados de nuestra cultura, y puestos a soñar, es normal entender su éxito. Para los expertos, el potencial de las series americanas radica en sus perfectas tramas mezcladas con una calidad técnica comparable a la de las mejores películas para el cine.
Según un estudio de la mayor plataforma de series en streaming (con más de 70 millones de suscriptores), Netflix, realizado sobre más de 100 títulos en 190 países, una persona puede ver una temporada entera de una serie en solo cinco días o una semana, siendo dos horas el tiempo medio que nos pasamos delante de la pantalla. Netflix divide las series entre saboreadas y devoradas, ocupando estas últimas un tiempo superior a las dos horas en verlas cada día. Para Netflix, las series de acción, suspense o terror son las más adictivas y devoradas y entre ellas se encuentra The Walking Dead, Breaking Bad, Sense 8, American Horror Story, Dexter u Orange is the new Black. Las que se “saborean” se ven más tranquilamente ya que cuentan con tramas más complejas, son más sofisticadas, y son dramas o comedias, de la política o basadas en relaciones personales. De este tipo serían Homenland, House of Cards o Mad Men.
Según otro estudio, Hig Spedd Internet, la adicción por las series cambia según los países. Las más populares a nivel mundial por este orden son Sherlock, Friends, Narcos, House of Cards y New Girl. Según este estudio, en España triunfa Narcos, en Portugal Cazadores de sombras, y en la India Friends, por nombrar algunos de los ejemplos que menciona el estudio.
Las fotos de este reportaje han sido cedidas por cortesía de https://pixabay.com/es/ y por los canales de series mencionados.