Fecha: 25 de noviembre de 2017 – Actualizado: 25 de noviembre de 2017
Justo a medio camino entre el Valle del Saja y el Valle del Nansa se encuentra un pintoresco pueblo que parece sacado de un cuento. Nada más atravesar la Collada de Carmona, en la bajada del puerto, se encuentra el Mirador “La asomada del Rivero”, es el primer contacto que se tiene con este lugar mágico. Desde ahí se puede observar una espectacular vista de Carmona encajonado dentro de un precioso valle. La imagen, con los Picos de Europa de fondo, nos sobrecoge.
Un cuento de hadas en un valle de Cantabria
Textoy fotos cortesía de Fernando de Otto Samaniego
Catalogado como conjunto histórico artístico, Carmona es un pueblo de los más característicos de Cantabria occidental. Sus casas de piedra humildes, entremezcladas con casonas señoriales, casi siempre de época barroca, conforman un pueblo tradicional con viviendas que pueden datar del siglo XVI. La vida allí, corre a otro ritmo; dedicación casi exclusiva al ganado y a la agricultura para consumo propio. La mayoría de la población es mayor, pero todavía existen jóvenes con fuerzas y entusiasmo para continuar con la tradición ganadera del valle. Y es que la vaca Tudanca, autóctona de esta zona, es la joya de la corona.
Andando por su calles empedradas, sientes una sensación particular, se ha parado el tiempo, pero es reconfortante darse cuenta de que no hay carteles, no hay anuncios, no hay artificio más allá de las farolas que iluminan el pueblo por la noche. Paseas por un sitio auténtico, donde la mano del turismo masivo no ha llegado como en otros sitios de Cantabria Pasear entre las casonas señoriales y populares y maravillarse con el trabajo de la piedra que pronto te hace ver la importancia que tuvo el pueblo en su momento. Rombos, flores, hojas de roble, visten la piedra de la mayoría de las viviendas.
Pero donde Carmona destacó siempre fue en la talla de madera: Sus “abarcas”, sí porque aquí se llaman así, eran las más famosas de toda la zona, así nos lo recuerda la escultura que se encuentra en una de sus calles. Pero no sólo eso, con ver los aleros de las casa, sus barandas y sus vigas, se aprecia el mimo y el cariño con que tratan la madera. Casonas como las de la parte alta de Carmona, son ejemplos de estos concienzudos trabajos.
La iglesia parroquial de San Roque fue una petición de Don Pablo Fernández Calderón indiano que destinó 7.000 pesos para su construcción. En seguida paseando por el pueblo nos la encontramos, con su planta de cruz latina y bóveda de crucería.
Imponente con respecto al resto de edificios de Carmona se encuentra el palacio de los Mier, construido a principios del Siglo XVIII con una arquitectura similar a la barroca madrileña. Cuenta con dos torreones enmarcando una fachada con el escudo de armas de la familia Diaz, Cossío, Calderón y Mier.
Paseando por Carmona uno entiende lo que significa vivir cerca de la naturaleza, uno entiende como sus habitante respetan y entablan una relación beneficiosa para las dos partes. Balcones floridos, plantas cuidadas, manzanos, almendros, higueras, perales, limoneros, el pueblo es un auténtico vergel de árboles frutales. Los pájaros no son ajenos a ello y siempre andan revoloteando y cantando por sus calles.
La paz se apodera de uno al descubrir como todavía se puede vivir de una manera más humilde y cercana a la realidad aprovechando lo que ofrece la tierra.
Es una pena pensar en el éxodo que han sufrido estos pueblos, que se ven avocados a la desaparición si alguien no pone remedio. Aún así, hay todavía ciertas esperanzas y gente joven que ha dejado la ciudad para encontrar en Carmona un sitio donde vivir en armonía.
Para conocer bien Carmona recomendamos, alojarse un fin de semana en la Infinita Rural Boutique, (www.lainfinita.com). Se trata de una preciosa Casona típica de la arquitectura montañesa realizada en piedra de sillería que data del siglo XVII. El alojamiento rural La infinita Rural Boutique, cuenta con una pequeña colección de obras decorando sus paredes. Fotografía y pintura de artistas emergentes españoles. Todo ello perfectamente encuadrado con el entorno. Sus propietarios, Lucia y Fernando se enamoraron del lugar y decidieron dejar la ciudad para instalarse a vivir allí. Pasar un fin de semana recorriendo los rincones de Carmona para luego descansar frente a la chimenea, es un fin de semana perfecto.
Una vez ahí, hay que conocer a Amadeo, un entrañable vecino que sigue tallando cucharas de madera. Con su pelo blanco, su delantal de cuero y sus sonrisa constante, todas las mañanas se sienta en la puerta de casa y comienza su rutina, seleccionar madera que previamente ha cortado en los bosques cercanos, darle forma esculpiendo la madera y dejando a su alrededor una maravillosa alfombra de virutas. Pasar a charlar un rato con él es una experiencia muy enriquecedora.
Si hemos hablado de la vaca Tudanca tenemos que hablar de su carne. Comer carne de esta raza autóctona es saber que solo se alimentó de pastos verdes y caminando por las laderas del valle.
Es completamente indispensable pasar por el restaurante el Puente y pedir un chuletón de la zona y quizás el plato más famoso de esta zona de Cantabria, el cocido montañés.
Cocinado a fuego lento, el cocido montañés se elabora con berza, alubias blancas, patata (siempre cultivado por ellos) y sus compango. el compango lo compone costilla de cerdo, morcilla, chorizo, y panceta. Un auténtico manjar que debes probar sí o sí!
Carmona además cuenta con muchos sitios que descubrir a menos de 20 minutos. Puedes visitar dos maravillas de la naturaleza, las Cuevas del Soplao y Chufin, cada unas con sus particularidades que las hacen únicas en el mundo.
El Soplao es una cueva situada en los municipios de Herrerías, Valdáliga y Rionansa,en la sierra de Arnero. Es considerada una cavidad única a nivel mundial por la calidad y cantidad de las formaciones geológicas (espeleotemas) que alberga en sus veinte kilómetros de longitud total, aunque sólo cuatro están abiertos al público.
La cueva de Chufín está localizada en la localidad de Riclones, a escaso kilomentros de Carmona.
Se encuentra ubicada en el lugar de confluencia de los ríos Lamasón y Nansa, en un entorno con un abrupto relieve en el cual existen varias cuevas con arte rupestre. Es una de las cuevas incluidas dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España»
Si te apasiona el ciclismo, Carmona es un destino perfecto!, su collada, habitual en la vuelta ciclista a España es el primer escollo que te encuentras en una zona plagada de puertos de montaña de diferentes categorías y dificultades para todos los niveles. Tanto si te gusta la carretera con el BTT, este quizás sea uno de los lugares más idóneos de toda España para practicar. No es casualidad que aquí se celebre la famosa prueba de los 10.000 del Soplao, que cuenta con varias competiciones de diferentes longitudes y versiones. Si eres un amante del ciclismo, Carmona es tu lugar ideal como base para el desarrollo de este apasionante deporte.
Merece la pena, hacer un bonito paseo, por el camino que une Carmona con el núcleo de San Pedro a un kilómetro y subir a ver la Ermita de La Virgen de las Lindes, que fue fundada por el clérigo y literato don Pedro de Cossío y Celis.
Desde allí arriba la vista es impresionante, deja sin respiración, vemos Carmona y San pedro en la parte baja del valle, rodeados de prados de un verde de otro planeta, bosques, invernales y como colofón, los Picos de Europa al fondo, imponentes y nevados ya en esta época. La imagen sobrecoge y le hace sentir a uno, una especial conexión con la naturaleza.
Fernando de Otto Samaniego
Carmoniegu por elección.
Noviembre 2017