Fecha: 15 de septiembre de 2021 – Actualizado: 2 de septiembre de 2024
No parece lejano el día en que todos nos manejemos en el entorno de las criptomonedas de forma habitual…
Texto: Carina Vignau
Fotografías: Pixabay, Pexels
Pero, hoy en día, el término “cripto” aún sugiere connotaciones esotéricas, aparece como un universo abstracto, futurista o incluso de ciencia-ficción.
Sin embargo, se trata de una tecnología revolucionaria que, aunque esté claro que produce activos “intangibles”, integra un sinfín de aplicaciones prácticas, constantemente en aumento, que serán cada vez más utilizadas en la vida diaria por sus grandes beneficios e incalculable porvenir.
Y ya están cambiando el mundo… uno podría dejarlo pasar, pero se trata de algo tan interesante que merece la pena conocerlo y adentrarse en ello. Eso sí, con el suficiente conocimiento y las debidas precauciones.
Es cierto que hasta ahora, las criptodivisas han tenido el inconveniente de su gran volatilidad (mayormente por las amenazas de los especuladores), lo que unido al desconocimiento de su funcionamiento, ha surtido un efecto disuasorio en el público en general, pero las criptodivisas han llegado para quedarse e incluso existen “criptos” que se mantienen estables al ir respaldadas por monedas fiduciarias como el dólar.
Por otra parte, en cuanto a las principales criptomonedas como Bitcoin, Ethereum, Cardano, Binance, Ripple, etc, existen razones para anticipar un pronóstico de futuro más estable, algo muy interesante para los ahorradores, pero que a la vez todavía pueden dar sorpresas gratas, con subidas espectaculares para recoger beneficios o algunas correcciones que invitan a la inversión.
Las criptomonedas son dinero, y funcionan actualmente como un medio de pago internacional rápido y cómodo, cada día más aceptado por empresas como Microsoft, PayPal, Subway, etc.
Asimismo, pueden convertirse en efectivo a través de cajeros de criptomonedas, plataformas de compra, tarjetas de prepago, y empiezan a ser adoptadas por países como El Salvador, donde el Bitcoin es moneda de curso legal desde el 7 de octubre.
Grandes inversores como las gestoras de fondos han empezado a adquirir ya estas monedas como refugio contra la desvalorización de las divisas fiduciarias (FIAT). Y un hecho contrastable es la gran importancia que han adquirido las monedas digitales en las finanzas, los envíos de dinero o las transacciones (no bancarias), ofreciendo una inmediatez en las acreditaciones (minutos) y una seguridad (como la protección de datos), muy superior a la de otros sistemas financieros, ya que no existe intervención de un tercero o autoridad ni necesidad de que el destinatario conozca nuestra identidad.
Para adentrarse en este fascinante mundo financiero, lo primero que se recomienda es la familiarización con el vocabulario o “argot” específico con el que se identifican los procesos, las actividades, funciones o acciones del sistema.
Descentralización
Llegado a este punto, surge la gran pregunta: ¿cómo funciona toda esta tecnología financiera?
Y finalmente: ¿cuál es la diferencia entre el dinero que tenemos en la cartera (o el banco) y las monedas digitales?
Una característica distintiva del sistema son las Finanzas Descentralizadas, conocidas también como Open Finances e identificadas como DeFi (acrónimo inglés). En este concepto se desarrollan proyectos financieros de código abierto procesados de manera descentralizada y pública con el propósito de que los usuarios conserven el control total de sus activos.
Las criptodivisas, que en definitiva son dinero en forma digital, no están controladas ni reguladas por ningún gobierno, ni por nadie en particular, y tampoco están sujetas a normas de ningún país, lo que las convierte (en su gran mayoría) en descentralizadas. Su funcionamiento está basado en la criptografía, lo que garantiza una alta protección y seguridad en las transacciones e impide cualquier modificación a lo largo del proceso.
Funcionan de forma abierta con diferentes puntos de conexión, sin una sola unidad central. Están integradas por series de miles de ordenadores (nodos) ubicados en distintos puntos de la geografía mundial y operan de acuerdo a protocolos de consenso, que son las reglas consensuadas bajo las que interactúan y validan transacciones los participantes de una red descentralizada.
En las redes Distribuidas, los ordenadores o servidores están vinculados unos a otros pero de forma que ninguno pueda filtrar la información que se transmite en la red. Estos ordenadores/nodos se utilizan fundamentalmente para la distribución de la información.
Ellos se encargan de crear, almacenar y transmitir la información por toda la red y cumplen variadas funciones.
Todos los nodos operan por igual, sin niveles jerárquicos y pueden llevar a cabo distintas tareas o servicios, como la transmisión y almacenamiento de datos, el envío o recepción de operaciones, el servicio de minería, mediante el cual se crean nuevos bloques, se validan y se confirman transacciones, etc.
Las mismas reglas establecidas por el protocolo de consenso rigen para todos los nodos interconectados que actúan como punto de conexión en la red y pueden también ser el punto de comunicación final que almacena los datos.
La Blockchain
La Blockchain es una es una base de datos distribuida en la que se mantiene un listado en constante crecimiento de bloques que contienen un enorme Registro, equiparable a un libro contable. En él se asienta absolutamente toda la información generada y transmitida por los nodos y cada una de las operaciones o transacciones validadas.
Estos Registros son públicos y se conservan en los bloques de información encadenados, de ahí el nombre de Blockchain (Cadena de Bloques).
Características y bondades de la Blockchain
Almacenamiento: La blockchain almacena la transmisión y confirmación de cada movimiento hecho con criptomonedas o dinero digital.
Seguridad: Ofrece altos estándares de seguridad y privacidad siendo inalterable, una transacción no se puede eliminar, cambiar o modificar sin el consenso de ambas partes.
Sin Intermediarios: Comunicación segura y directa entre dos partes interesadas, evitando incrementos en costes y fallos y la ralentización de las transacciones como cuando hay intermediarios.
Transparencia: Los participantes de una transacción pueden ver, almacenar y guardar el historial de operaciones y documentos. Si bien estos datos son públicamente accesibles, la protección está garantizada gracias al encriptado que asegura su privacidad.
Adaptabilidad: Ofrece numerosos beneficios y un incalculable potencial para la creación de nuevos proyectos y negocios a través de las DApps (Aplicaciones Descentralizadas), los Contratos Inteligentes (Smart Contracts) o los NFT´s (Tokens No Fungibles).
La Minería
La minería es realizada por máquinas (no por personas). El propósito más importante de la minería es la emisión de nuevas monedas.
Para que la blockchain pueda llevar el seguimiento de las transacciones, los mineros deben verificar ‘bloques’ continuamente (con lo que se añade más seguridad a la red). Los equipos informáticos resuelven complejos algoritmos para verificar bloques y una vez descifrados los añaden a la blockchain. Así, se comprueba la legitimidad del trabajo mediante la Proof of Work (PoW) o la Proof of Stake (PoS) y por este trabajo el minero que lo descifra primero recibe una recompensa.
Cómo operar
En primer lugar, se debe conocer la prevención y protección a nivel informático. Al peligro de la volatilidad de las criptomonedas se añaden otras amenazas de tipo informático como el “hackeo” o el “scam”, de los que debemos protegernos antes de lanzarnos a operar. Igualmente, es imprescindible conocer antes todo el funcionamiento concienzudamente.
Las criptomonedas son intercambiables y se compran y venden en los Exchanges (Casas de Cambio), online. Existen una infinidad de exchanges en el mundo, pero para evitar fraudes se recomienda operar solo con los más conocidos, con una sede real y una buena reputación. Una vez seleccionada la entidad, se sigue el proceso de registro y se abre la cuenta.
Los exchanges se utilizan para depositar y retirar divisas, para comprar y vender o intercambiar monedas y para hacer Staking (cediéndolas en una plataforma para recibir una remuneración- “inversión pasiva”). Pero una vez realizada la inversión, el producido debe retirarse de la cuenta y almacenarse en una billetera digital.
Al igual que debe seleccionarse cuidadosamente el Exchange con el que vamos a trabajar, hay que estudiar las monedas en las que vamos a invertir, valorar su capitalización de mercado, su aplicación real en la vida práctica y su potencial de crecimiento… Y no menos importante, tener paciencia para esperar el momento idóneo de compra, cuando los precios estén bajos. Esto se puede investigar en las plataformas de cripto-trading que ofrecen comparativas de todas las cotizaciones a lo largo del calendario.