Fecha: 19 de enero de 2023 – Actualizado: 20 de enero de 2023
La llegada del invierno y el frío invita a la práctica de algunos de los deportes más habituales en esta estación del año. El esquí, el snowboard o el montañismo, entre otros. Se estima que hay unos 200 millones de esquiadores activos en todo el mundo y hay que disfrutar de los deportes de invierno con salud y con precaución.
Textos y Fotografías cortesía de Centro médico-quirúrgico Olympia / Quirón Salud
Gracias a la mejora en la equipación, las instalaciones, los programas de prevención y la concienciación de los esquiadores, las tasas de lesiones han disminuido en los últimos años. Sin embargo, los accidentes todavía ocurren. La mayor parte de las lesiones en el esquí alpino afectan a los miembros inferiores siendo la rodilla la articulación que más se lesiona.
Como indica el doctor Manuel Leyes, reconocido traumatólogo especialista en patología de rodilla, hombro, tobillo y en lesiones deportivas y jefe de Servicio de Traumatología de Olympia Quirónsalud, las lesiones más frecuentes de la rodilla son ligamentosas destacando la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) y el esguince del ligamento colateral medial (LCM). “La razón por la que estas lesiones son tan comunes, y continúan aumentando, es porque hay muchas circunstancias que pueden provocar un trauma repentino en la rodilla, desde aterrizar incorrectamente después de un salto, chocar con otro esquiador o simplemente caerse. Incluso se pueden romper los ligamentos estando parado, de hecho, las fijaciones de los esquís están diseñadas para liberar las botas cuando se exceden ciertos límites de fuerza, pero a menudo no se liberan a velocidades más lentas”, señala el doctor Leyes.
Según este experto, las lesiones del ligamento cruzado anterior tienen una incidencia de 0,23 por cada mil días de esquiador, tasa comparable a los 0,2 de roturas calculados por cada 1.000 exposiciones del deportista en jugadoras de fútbol. “El mecanismo más común de rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es la rotación externa en valgo de la rodilla (rodillas pegadas), cuando el esquiador sufre una caída hacia delante con el borde interior de la parte delantera del esquí enganchada en la nieve”, describe Leyes.
Se han identificado varios factores de riesgo de sufrir lesiones de esquí que incluyen la edad, sexo, nivel de experiencia de esquí, índice de masa corporal y dificultad de la pista.
Los grupos poblacionales que más se lesionan son los niños y adolescentes y los adultos mayores de 50 años. “Los esquiadores más jóvenes esquían de forma más agresiva y asumen más riesgos y los niños que practican esquí alpino tienden a sufrir fracturas de la tibia por encima de sus botas de esquí”, matiza el doctor.
Prevención de las lesiones
La prevención de lesiones se ha centrado en la estandarización de las normas internacionales para los sistemas de fijación de las botas y la promoción del uso del casco. El doctor Manuel Leyes recomienda establecer una serie de indicaciones a tener en cuenta. El casco ha de estar en buenas condiciones y bien ajustado y las fijaciones deben estar bien reguladas atendiendo a la altura y el peso del esquiador, la longitud de la suela de la bota, el nivel de esquí y la edad.
La utilización de una rodillera específica también es útil en la prevención de las lesiones del LCA en el esquí alpino. Por otra parte, los snowboarders principiantes que utilizan muñequeras tienen cuatro veces menos probabilidades de sufrir una lesión en la muñeca.
El esquiador cuando se cae debe soltar los palos antes de tocar el suelo para evitar una lesión en el pulgar del esquiador. Debe tener en cuenta las condiciones de la nieve, el clima y el número de esquiadores en las pistas. Por último, si esquía fuera de pista es conveniente que vaya siempre acompañado.
Es importante prepararse físicamente para llegar en buenas condiciones físicas a la temporada de esquí prestando especial atención a la musculatura de las piernas. Las lesiones son más frecuentes cuando el esquiador está fatigado.
Después de un golpe en la cabeza, hay que estar atento a los mareos, trastornos visuales, intolerancia a la luz, pérdida de memoria y dolores de cabeza. Todos estos síntomas indican que hay que buscar atención médica.
La vestimenta adecuada para el invierno también es clave para evitar la hipotermia, al igual que tener mucha agua a mano para combatir la deshidratación, algo que a menudo pasa desapercibido en invierno. Por último, es conveniente utilizar protección solar y gafas de sol para evitar las quemaduras solares y futuras lesiones de la piel.