Textos: Evasión y Oficina de Turismo de Aýna
Fotos: Oficina de Turismo de Aýna

Su nombre proviene de los árabes, y se traduce como “ojos bellos” o “fuentes escondidas” en musulmán.

Conocida como la Suiza Manchega, Aýna, en la provincia de Albacete, está catalogado por muchos como uno de los pueblos más bonitos y especiales de España, al contar con grandes paisajes y mucho patrimonio. 

Su historia es extensa y se remonta al Paleolítico Superior, como confirman las pinturas rupestres de la Cueva del Niño de la que hablaremos más adelante. Sin embargo, su nombre proviene de los árabes, y se traduce como “ojos bellos” o “fuentes escondidas” en musulmán.

Cueva Ayna

Recorrido por Aýna

En primer lugar, la Casa-Museo Etnológico, situada en la Plaza mayor de la localidad, es una de las primeras paradas recomendadas, dado que ahí además se encuentra la Oficina de Turismo. Esta Casa Museo tiene 3 plantas y un sótano, en donde está reproducida una vivienda de los años 60-70, lo que permite a los visitantes conocer las estancias de la cocina, dormitorio, cuadra, sala de utensilios de oficios antiguos, y “la cámara” con aperos de esparto. Todos los objetos son originales cedidos por los vecinos de la población.

Declarada Bien de Interés Cultural en 1992, la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios es otra de las paradas recomendadas en Aýna. Situada en la calle Mayor, a simple vista puede parecer una casa más, pero se puede apreciar en la puerta de entrada un arco de medio punto con grandes dovelas. El interior es de planta rectangular y consta de una sola nave con cabecera plana.

Castillo de La Yedra

Dentro de la Ermita se encuentra el Centro de Interpretación de “Amanece, que no es poco”, película del director albaceteño José Luis Cuerda. Se trata de un museo dedicado a su película de humor surrealista donde el viajero encontrará desde el reparto de personajes y extras del film, así como imágenes inéditas del rodaje, sala de atrezo o documental de su 20 aniversario, lleno además de anécdotas de los vecinos de los tres pueblos donde fue rodada e infinidad de curiosidades.

El recorrido sigue visitando la Parroquia Santa María de lo Alto, que ahora es la iglesia principal del pueblo, de planta cruz latina, construida en 1953 sobre los restos del Castillo de la Yedra y sobre una antigua ermita; la Ermita de Santo Cristo de las Cabrillas, situada en el barrio y calle del mismo nombre y los mismos Restos del Castillo de la Yedra.

No obstante, esto no es lo único. Los visitantes de Aýna no pueden dejar de visitar la Cueva del Niño, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998 por la UNESCO. Se encuentra situada a la orilla del Río Mundo, entre los Picos Halcón (1232 m.) y Albarda (1254 m.) a varios kilómetros aguas arriba de Royo Odrea, aldea de Aýna, y muy cerca del límite de término con Bogarra.   

Es una caverna de unos 60 metros de profundidad, dividida en dos salas por una serie de columnas; en cada una de ellas encontramos un panel de pinturas de arte Paleolítico. El panel principal y meridional de la cueva, en la pared izquierda desde el acceso, consta de dos espléndidos ciervos machos (uno de ellos de unos 70 cm de altura), tres ciervas, un caballo y dos cabras monteses, ambas en los extremos de la composición, como cerrando la estructura, con sendos venablos clavados en sus vientres.   

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El segundo panel, situado en la segunda sala, muestra dos figuras muy pequeñas en comparación: una cabra y un caballo, muy estilizados y elegantes en sus trazos y rasgos. A la izquierda de ambos un muy interesante signo serpentiforme de doble trazo con líneas horizontales en ciertos lugares de su desarrollo, que alcanza los 125 cm. 

Por su parte, para los amantes de la naturaleza, cabe mencionar que la Cabra Montes es la verdadera reina de las cumbres de Aýna, dado que es fácil hallarla en los altos paredones verticales que rodean a la población. Junto a ella viven otras especies como jabalíes, garduñas, zorros, gato montés, liebres, ardillas; águilas reales, águilas culebreras, águilas calzadas, carpas, barbos y garzas reales, entre otros. Todos ellos viven entre pinos carrascos, encinas, sabrinas, enebros, lentiscos…

Museo Etnológico

Gastronomía y Fiestas de Aýna

En Aýna se puede degustar un buen cordero a la brasa; unas patatas al montón; ensaladas; migas; atascaburras; el pan, que está elaborado por auténticos artesanos en la materia; y los rollos de anís, los suspiros y múltiples dulces.

Las fiestas patronales de Aýna se celebran del 4 al 8 de septiembre, en donde destacan sus tradicionales encierros o unos juegos populares organizados como los ”Pucheros” (piñatas de barro rellenas de regalos), entre otros.

No obstante, no son las únicas fiestas del pueblo: El Bolo, celebrada la tarde-noche del 12 de diciembre la víspera de Santa Lucía la patrona de vista, es otra festividad de Aýna, en el que las calles del municipio se adornan de enormes hogueras, de romero verde recogido durante la tarde en el campo, en las que los lugareños se reúnen, e incluso, hay algún valiente que osa cruzar el fuego, como elemento purificador, no sin antes cenar alrededor de la misma hoguera choricillos, morcillas, panceta y patatas asadas, acompañadas de un buen vino y de porte dulces típicos y zurra.

Además, celebran las fiestas del Santo Cristo, la tarde del primer sábado de mayo, siendo el único barrio de Aýna con festividad propia, y hay otras fiestas relacionadas con los actos religiosos.