Fecha: 3 de noviembre de 2012 – Actualizado: 3 de noviembre de 2012
Muchas veces no reparamos en la riqueza que podemos tener al alcance de la mano, esa riqueza cultural, paisajística, gastronómica, biológica, geológica, histórica, es la que nos hace ser más conscientes de lo que somos, son las raíces y muestras vivas de los que fuimos.
Por Noelia Fernández Caridad. Oficina de Turismo de Riaza. Fotos: © Sergio Fernández Caridad y © Enrique García Bravo
Y al alcance de nuestra mano, en lugar privilegiado, con encanto especial está la Sierra de Ayllón y los pueblos que la salpican de miles de colores, colores que se toman de la naturaleza y nos envuelven en un sinfín de sensaciones únicas para el espectador.
La sierra de Ayllón , situada entre las provincias de Guadalajara, Segovia y Madrid, siendo una de las sierras orientales del Sistema Central, o de la antiguamente llamada “Cordillera Carpetobetónica”.
La evolución geológica de la sierra de Ayllón está marcada por dos grandes plegamientos, la orogenia herciniana, acaecida durante el Silúrico, (momento en el que se forman cordilleras en toda Europa occidental, dando lugar a grandes masas de rocas graníticas, gneis y pizarras así como la influencia del agua marina que ocupaba esta parte de la península Ibérica), así como la orogenia alpina en el periodo terciario, elevando de nuevo el Sistema Central y conformando el aspecto que en la actualidad conocemos así como la configuración de la red hídrica de la mayor parte de la península. La última glaciación afectó en parte al macizo de Ayllón formando algunos circos glaciares, cuyo ejemplo claro lo vemos en la fuente del río Berbellido, y en la propia estación de Esquí “La Pinilla” que en sí misma fue un importante circo glaciar, en las cercanías del Pico del Lobo.
En la confluencia de las tres provincias que flanquean esta imponente masa geológica, en un pequeño recodo que esta sierra hace, se encuentra uno de los lugares más impresionantes que la Sierra de Ayllón cobija. Influenciado por una estratificación característica de donde la pizarra arcillosa se hace predominante, pequeñas masas de cuarcita afloran a la superficie dotando de colores y escarpes este pequeño lugar coronado por el Puerto de la Quesera. Y es aquí, en plena sierra donde un pequeño reducto de hayas aguanta imperturbable el paso del tiempo, el Hayedo de la Pedrosa.
El hayedo de la Pedrosa, Espacio Natural incluido en la Red de Espacios naturales de Castilla y León, se encuentra situado entre las localidades de Riofrío de Riaza (Segovia) y Majaelrayo (Guadalajara), en la vertiente norte del Macizo de Ayllón, a una altura de 1430 metros, consta de una extensión de 87,175 hectáreas. Restos de los que fue un imponente bosque húmedo en el Sistema Central, junto a los hayedos de Tejera Negra (Guadalajara) y Montejo de la Sierra (Madrid).
Los hayedos fueron muy abundantes en el Sistema Central hasta la última glaciación pero, debido al cambio climático, se vieron obligados a relegarse a vaguadas muy umbrosas para poder sobrevivir. El de La Pedrosa es, por tanto, uno de los hayedos relictos más importantes del centro peninsular, y a la vez uno de los más meridionales de Europa.
Este hayedo presenta interesantes peculiaridades respecto a los hayedos existentes en el norte de España y Europa. Las hayas (Fagus sylvatica), son árboles de hoja caduca, perteneciente a la familia de las fagáceas, son de porte robusto y gran talla, llegando a alcanzar los 35 ó 40 metros de altura y tronco recto, hecho que le otorga gran valor, copa ovalada, aún así cuando este árbol crece aislado cambia radicalmente, se abre muy pronto, siendo algo irregular, ramificándose desde abajo y variando mucho la copa, así es como lo encontramos en el Hayedo de la Pedrosa, conformándose un bosque que según la incidencia de la luz y la época del año invita a adentrarse e imaginar que estamos en el interior de un bosque encantado, donde los troncos retorcidos podrán albergar mil y un secretos.
Uno de los mayores atractivos de este hayedo son sus 1390 hayas, de corpulentas y voluminosas formas. A pesar de su altitud y los grandes contrastes climatológicos que debe soportar (sepamos que este árbol necesita suelos frescos y fértiles, sin embargo logra vivir en suelos silíceos. Como tiene una elevada tasa de transpiración, necesita abundante lluvia. Es una especie de sombra y por eso prefiere situarse en las montañas y los montes), con veranos secos, escasos días de niebla y temperaturas muy bajas durante el invierno, que no favorecen la germinación de los hayucos, este bosque mantiene su esplendor y poco a poco se va regenerando e incluso creciendo. Junto al Hayedo podemos encontrar pendientes desnudas de vegetación donde aflora la cuarcita, dando un gran contraste con las áreas cubiertas de árboles y arbustos, hayas, acebos, servales del cazador y robles son algunos de los árboles que podemos encontrar en la zona, dándole una variedad cromática difícil de encontrar en otros lugares.
En el interior del Hayedo encontramos árboles centenarios, retorcidos y llenos de musgo y líquenes. Ascendiendo unos 500 m. por las pendientes del Hayedo llegamos al nacimiento del río Riaza, el cual da nombre a la villa de Riaza que dista del hayedo unos 12 Km., este río que finalmente desemboca en el Duero recorre toda la comarca no sin antes haber sido embalsado, primero junto a Riofrío y posteriormente junto a Maderuelo.
La diversa vegetación que alfombra la Sierra de Ayllón ha servido durante siglos de modo de vida para los pobladores de la zona, desde el nacimiento de las poblaciones amparadas en la industria del hierro y el carbón, como fue la Villa de Riaza, a pequeños grupos de artesanos que a través de la madera de las hayas y los robles subsistían. Estos montes y su riqueza también fue generador de conflictos entre poblaciones cercanas que en su época fueron muy influentes en la provincia de Segovia (ejemplo de ello las disputas entre la Comunidad de Villa y Tierra de Fresno de Cantespino y la de Sepúlveda). La flora, la fauna, la micología… un sinfín de tesoros escondidos, como ya vaticinábamos, al alcance de nuestra mano.
Si llegamos hasta el puerto de la Quesera, dista aproximadamente un kilómetro del Hayedo, podemos contemplar un paisaje inolvidable, si miramos hacia Segovia, podremos ver en el fondo del valle, el embalse de Riofrío, podemos ver el mismo pueblo Riofrío, Riaza y algunos pueblos de la comarca, si miramos hacia la provincia de Guadalajara veremos valles densamente poblados de pinos, un compendio de paisajes, de hermosas imágenes para la retina que desde luego nos muestran las mil y una formas de vida existentes en el imponente Valle del Riaza.
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