Fecha: 18 de noviembre de 2013 – Actualizado: 18 de noviembre de 2013
La Hoya de Huesca se encuentra en la zona intermedia del alto Aragón, enmarcada entre las sierras prepirenaicas de Santo Domingo, Loarre, Caballera, Gratal y Guara al Norte. Y las llanuras meridionales que suponen la antesala de le Estepa Monegrina al sur. Esta situación de transición garantiza una gran diversidad natural.
La Hoya de HUESCA
Texto cortesía de la Oficina de Turismo de COMARCA de HUESCA. Fotos © Jon Izeta
En el territorio de la Hoya de Huesca hay constancia de presencia humana desde el Paleolítico. Sobre el territorio podemos visitar singulares manifestaciones de sus ritos funerarios. Hace 4.000 años (en torno al 2.000 a.C.) se levantaron monumentos megalíticos en distintos puntos de la sierra, como el dolmen de Piatra en Belsué o el Palomar en Nocito.
Embalse La Sotoenra
La Romanización entra en la Hoya en el siglo III a.C.y son las calzadas uno de los elementos más distintivos y estratégicos para el proceso de romanización. Toda la Hoya se encuentra atravesada por rutas que transitan de norte a sur y de este a oeste quedando algunos tramos como el perteneciente a la vía Osca-Ilerda que se conserva en la localidad de Pertusa, un punto neurálgico en el entramado de comunicaciones romanas en al norte del Ebro.
En su Época medieval las sierras del norte desempeñaron un importante papel de frontera entre cristianos y árabes, Estas fueron aprovechadas para la construcción de castillos defensivos y atalayas de vigilancia dejando un patrimonio Románico de tipo militar con muy buenos ejemplos, como son el castillo de Marcuello –en Linás de Marcuello–, el castillo de Loarre, el castillo de Ordás –en Nueno– y la torre de Santa Eulalia la Mayor. Fuera de la línea montañosa, el castillo de Montearagón, el castillo de Almudévar y de Novales, la muralla de Antillón, elemento defensivo de la localidad.
Del Románico de tipo religioso son citas ineludibles la iglesia de Santiago, en Agüero, inconcluso proyecto de lo que iba a ser una derivación del Monasterio de San Juan de la Peña, y la iglesia de San Pedro el Viejo, en Huesca, que perteneció a un monasterio benedictino edificado sobre una anterior iglesia mozárabe. Conserva su hermoso claustro, donde se abre el segundo y último Panteón de Reyes de todo el territorio aragonés; en él descansan los restos de Alfonso I El Batallador y Ramiro II El Monje, autor de la sangrienta Campana de Huesca y artífice de la Corona de Aragón al casar a su hija con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV.
Colegiata de Bolea
Por otra parte, en la ciudad de Huesca se encuentra el más destacado elemento del Románico civil de La Hoya: se trata de las dependencias del Palacio de los Reyes de Aragón, que actualmente forman parte del conjunto del Museo de Huesca –Provincial de Arqueología y Bellas Artes–, suponen uno de los más destacados elementos de románico civil de La Hoya, que a su vez mantienen la lúgubre Sala de la Campana.
La cultura árabe también ha dejado su impronta en La Hoya de Huesca. Así, además de la propia muralla de la capital, datada en el siglo IX, hay interesantes ejemplos de ruinas de fortalezas árabes como los restos del castillo de Los Muros, en Ayerbe, o el de Tan Wa Man, en lo alto del Salto de Roldán. En la parte meridional de la comarca, el castillo árabe de Piracés –también conocido como Piedra del Mediodía– es el mejor exponente de este tipo de fortalezas que aprovechaban roquedales en sitios estratégicos para la edificación con ahorro de recursos.
El Gótico nos deja su mayor exponente en la Catedral de Huesca, y el Barroco la Basílica de San Lorenzo y la iglesia de Santo Domingo y San Martín.
La Guerra Civil española dió lugar a un extenso y diverso catálogo de infraestructuras y un entramado de trincheras y refugios subterráneos, en este caso concebidos por el bando franquista.
Deportes aguas bravas en río Gállego
La Hoya de Huesca cuenta con interesantes manifestaciones de patrimonio etnológico y simbólico directamente vinculado al medio natural, en muestra de la íntima relación del hombre con su entorno.
Por un lado, un amplio conjunto de pozos de hielo y nieve, utilizados para almacenar el hielo o la nieve del invierno para su posterior utilización en época estival
Por otro lado, la búsqueda del agua de manantiales subterráneos que arranca de época medieval y tiene huella árabe, siendo los mejores ejemplos de Pozos fuente los de Albero Alto, Piracés, Antillón, Blecua, Ola, Velillas y Angüés.
Por su parte, a medio camino entre cultura, etnología y simbolismo, se encuentra la ruta de las Piedras fecundantes, vinculadas a rituales de fecundidad Ibieca, Sesa, Tramaced y Velillas. de origen remoto, peñas trabajadas por la mano del hombre dándoles formas de aparato reproductor convirtiéndolas así en “templos sagrados de fecundidad” donde acudirían mujeres y hombres con problemas de esa índole. Esta ruta se encuentra en el sector sureste de La Hoya, en las localidades de Piracés, Ayera, Fañanás,
Diversidad en piedra
Mallos de Riglos
Sorprenden especialmente las formaciones geológicas denominadas Mallos, farallones de conglomerado que evocan enormes torreones de vertiginosas paredes verticales, paraíso de escaladores y hábitat frecuentado por numerosas rapaces. Destacan los mallos de Riglos, Agüero y Murillo, en el entorno del río Gállego, y los del Salto de Roldán y Vadiello, en el Parque Natural de Guara.
Las sierras prepirenaicas albergan otras formaciones de relieve abrupto de indudable belleza, fruto de la erosión fluvial en el terreno: se trata de las foces, cañones, barrancos y gargantas, además de numerosas cuevas y simas en un mundo subterráneo lleno de belleza y misterio.