ENTREVISTA

Hablamos con Miguel de la Cierva sobre el Náutico de San Vicente Do Mar

Hay lugares icónicos, hay lugares que todos conservamos en la memoria: lugares como Rokola, como Estudio 54, como el Hotel California… Lugares en los que han sucedido cosas maravillosas. Lugares irrepetibles, sitios de los cuales es imposible olvidarse.

Uno de los pocos sitios que poseen estas características históricas es el Náutico de San Vicente, un lugar en el que, si hubieras ido esta semana, podrías haberte encontrado con Jorge Drexler, Toquino, Coque Malla o Carlos Tarque pululando por este lugar, intentando olvidar que son artistas pero no pudiendo evitarlo cuando entran en este local y se encuentran con cuatro pianos, 12 guitarras, 3 baterías y un pequeño escenario que forma parte de la playa, del mar y de la arena de El Grove. Eso es el Náutico de San Vicente y su creador se llama Miguel de la Cierva.

Por Teo Cardalda. Fotos cedidas por el Náutico de San Vicente.

Teo: «Hola Miguel, ¿cuándo empezaste a hacer esto? ¿Tú pensabas que esto iba a convertirse en lo que es ahora? ¿O es que esto se te ha ido de las manos… Por favor, confiesa…»

Miguel: «Esto era un sueño al principio, un poco furtivo. Sí, furtivo en el sentido de que esto era una ensoñación. Este sitio es el lugar de mi infancia, con el que tengo un vínculo tan, tan grande. Un vínculo familiar al patear esta playa; mis padres fueron los que hicieron San Vicente do Mar desde cero. Más tarde, mi padre se arruinó y durante una serie de años tuvimos que irnos porque vendimos la última casa que nos quedaba. En ese momento, yo me estaba aficionando a la música aunque ya estábamos sin casa aquí. Y llegó un momento en que, bueno, mis hermanas intentaron cogerlo después de varios aventureros efímeros que habían alquilado el local. Estamos hablando de San Vicente do Mar, la ruina de una fábrica de salazón, un proyecto primero que no prosperó. Entonces, el local se quedó una década en la orfandad y después se alquiló a un francés que decían que era un mercenario y que quiso abrir un restaurante. Estuvo un par de inviernos y no le fue bien y se fue. Luego, esto lo cogieron mis hermanas, lo abrieron como bar de verano para luego irse a hacer un viaje de estos de interrail. Luego se fueron a Londres trabajando de cuidadoras y luego se alquiló a otra gente y ahí se acabó todo y empecé yo. Empecé en 1992; este año es mi número 32 con el Náutico.»

Teo: «O sea que empezaste en el año 92…»

Miguel: «Sí, lo hice con una de mis hermanas mayores y uno de mis hermanos, y luego ya solo. Pero el Náutico era solo un bar de verano con el que pensaba ganar unas pelas y además me permitiría volver al sitio en el que habíamos veraneado de niños, porque como mi padre se había arruinado, había tenido que vender la última de las casas que teníamos ahí. En ese momento yo ya estaba cacharreando con la guitarra, tenía 22 años y a medida que iba descubriendo que no tenía madera de músico profesional, me interesé un poco por el sonido y acabé montándome una especie de Frankenstein compuesto de ‘músico técnico de sonido’ y ante todo amante de este lugar porque no hay nada que te haga querer un paraíso tanto como perderlo… Imagíname a mí con 14 años nadando con mi hermano pequeño en la piscina y de repente vienen unos niños y te dicen que esta piscina ahora es mía, mi padre compró a tu padre esta casa… duro, duro…»

Teo: «Sí, Miguel, pero al final te sientes un triunfador, ¿verdad? Digo yo… Al final ganaste la batalla.»

Miguel: «Sííí, se ha ganado 400 veces más de lo que merezco, un triunfador… Efectivamente, porque esto es un sitio especial… A ver, hay muchísimos locales en España, hay muchísimos, pero el Náutico de San Vicente es único, tío. Si te hago un paseo por aquí, por ejemplo, este último fin de semana no te lo creerías. He tenido a Toquinho, a Lau Noa que es una tía que entras en su Instagram y la ves tocando con Jacob Collier, con Christine, con Silvia Pérez Cruz, con Jorge Drexler… Es una cosa demencial. Después, Jorge Drexler vino como invitado porque tuvimos una actuación de Kevin Johansen con Liniers y Jorge Drexler… Es que había que echarlo con cubos de agua del escenario, estuvo todo el finde. Bueno, es que también vino Kalecki y Las Panteras, que es la banda de Javi Kaley, que es el director musical y guitarrista de Jorge. También estuvo Sía Lua, The Limbos, Alex Ferreira… Tremendo. Es que además hay ahora una confluencia muy grande con músicos en Latinoamérica que a mí me sirven de aire fresco y tabla de salvación. Lo primero, porque al programar 30 años es imposible no sentir algo de hastío y tabla de salvación porque la inflación que hay en las bandas del pop español con la proliferación de festivales hace que todo esté mucho más caro. Pero de repente hay un montón de talento en Latinoamérica que quiere venir a España. Yo no sé qué está pasando, pero hay un montonazo de músicos de México, Argentina, Uruguay que quieren venir al Náutico.»

Teo: «Sííí, yo llego ahora de América y he estado tocando con Elefante, por ejemplo, y con grupos americanos y la verdad es que hay unos grupos allí del copón que adoran España.»

  Cómplices vuelve con un álbum nuevo llamado Terra después de casi 7 años sin sacar material nuevo

Miguel: «Tienes toda la razón. Iban a venir los uruguayos ‘No Te Va a Gustar’, que son como Vetusta Morla de Uruguay, y bueno, esto al final nada, una cosa logística que no les daba la vida, y si iban, vendrían aquí… Hay una cosa importante: la proyección de Leiva y de algunos mexicanos y argentinos como por ejemplo ‘Conociendo Rusia’. ¿Sabes quién es Mateo? Es muy, muy grande en Argentina y vino a tocar aquí.

También ‘Daniel, Me Estás Matando’ y Silvana Estrada, artistas argentinos con muchísimos seguidores y al final se lía… Todo el país quiere venir a tocar aquí. Es el boca a boca que para mal también funciona ahora más que nunca.»

Teo: «Fíjate que mi manager, que tiene el culo pelado, Manolito Sánchez, se viene, se viene porque quiere estar y quiere conocer el Náutico de San Vicente. Yo me imagino que esto es un virus que corre como la pólvora. Una pregunta que quiero hacerte… ¿Estás cansado ya después de tantos años y después de haber hecho un local tan, tan, tan especial?»

Miguel: «A ver, es un orgullo, pero soy consciente de que yo soy un mediador porque la autoría de la obra es coral. Quiere decir que venga Jorge Drexler y en 4 días se suba 9 veces, es un regalo. Luego se va a los Grammy y arrasa con todo y se los trae para aquí, los pone encima de una duna, coge una guitarra y se pone a tocar de repente debajo del eucalipto para los 15 que están ahí que, por cierto, no dan crédito y aunque sean 15, cualquiera de esos 15 mañana en Barakaldo o en Barcelona o en Denia lo cuentan y dentro de 9 años cuando escuchan hablar de música en vivo dicen que hay un sitio en Galicia donde está Jorge en alpargatas cantando canciones de Violeta Parra y de Jairo Zavala y que también apareció Santiago Auserón.

Antonio Vega hizo tres días seguidos, o que de repente haya venido Miguel Ríos, pues también hay que agradecérselo a Miguel Ríos. Antonio estuvo 3 días seguidos y sabes qué pone en una mesa que te voy a enseñar cuando vengas, esto fue la última vez que lo vi antes de su muerte, me acuerdo de memoria… ‘Antonio Vega compartió aquí con su gente querida algunos de los mejores y más intensos momentos de su inverosímil andar por este mundo’ y debajo firmó. Esta imagen cierra el documental de Antonio con la foto de esa mesa, sale la mesa en medio de los créditos.

Sí, aquí han pasado cosas. A mí me gusta insistir en que lo mejor del Náutico es la cercanía. Aquí se producen muchas cosas especiales de manera espontánea. Al final, un concierto normal es un acto mecanográfico en el que un equipo de gente ejecuta. La manera de tocar una canción obedece a un ensayo con una banda, una claqueta; a veces llevan bases, o sea, ya es el colmo de la mecanografía. Pero el contexto siempre te invita a buscar los momentos más íntimos y más surrealistas. Lo bueno de hacer conciertos sorpresa es que al no tener que colmar las expectativas del que ha pagado una entrada, el artista puede hacer lo que le apetezca. Voy a tocar un cover, voy a tocar cuatro temas que hace años que no toco aquí. Hemos vivido momentos fantásticos: Coque Maya con Lori Meyers, Ferreiro, Leyva haciéndose la estatua del Jardín Botánico de Radio Futura.

Bueno, los encuentros de Leiva con Iván Ferreiro son históricos. Quique González vino el jueves pasado y el miércoles dijo: ‘Venga, mañana damos un conciertito acústico dentro del bar, no fuera, para los que estén y además gratuito, sin entrada’. Jorge Drexler tampoco cobró un duro por tocar.

Bueno, en el camerino pasan unas cosas tremendas, pero es que en mi camerino hay 10 guitarras, cuatro baterías, un cajón flamenco y cuatro bajos.