ENTREVISTA

Salomé Pavón, su regreso con ‘La Cocalita’ después de 20 años

La artista con la que vamos a conversar hoy forma parte de la historia del flamenco (ella y su sagrada familia) y es tan “chula” que tuvo guardado su álbum La Cocalita, que está ya saliendo estos días, 20 años… casi na.

Un álbum maravilloso de flamenco en las entrañas, clásico y, por otro lado, transgresor.


Por Teo Cardalda. Fotos cedidas por Salomé

Su padre, el gran Arturo Pavón, le acompaña antes de su muerte en esta grabación hace ya esos 20 años, y es un placer para mí hablar con ella hoy de unos tiempos irrepetibles, de una España cultural en la que el flamenco unía como nunca lo ha conseguido sueños y sensaciones.

TEO: “Hola, Salomé, ¡qué maravilla de álbum! Aunque lo he escuchado yo solo entero, solo está La Cocalita en plataformas aún, pero aquí hay mucha ‘tela’ y mucha colaboración de lujo…”

Salomé: “La verdad es que sí, desde mi padre, Niño Josele, Pepe Habichuela…
Llevo 9 años viviendo en Extremadura y estoy feliz, muy tranquila y muy ilusionada con la salida, por fin, de este álbum.”

T: “Tienes una infancia y una adolescencia de lujo en cuanto a vida rodeada de los grandes creadores del flamenco.”

S: “Desde muy pequeña, en mi familia siempre ha habido artistas. Yo con 6 o 7 años ya cantaba, y además por Camarón, los fandangos, los tangos. De hecho, él me escuchó en casa de mis padres una vez, no lo olvidaré nunca.

Me fui al Ballet Nacional y al conservatorio muy pequeña, era fantástica mi familia, te levantabas a las 8 de la mañana y de repente mi madre se ponía a cantar o mi padre a tocar el piano. Mi padre fue el primer pianista que llevó el flamenco puro a la orquesta, el primer compositor. Él era pianista y compositor, él pone sus obras en un pentagrama y se lo lleva a orquesta por primera vez en el flamenco, estamos hablando de 1940 más o menos.

Su obra cumbre la hizo en 1963, La Suite Flamenca, luego la graba con orquesta; este álbum es una de las obras de referencia para la historia del flamenco.

Yo escuchaba aquello y lo vivía, mi padre tocaba a María Callas y a la Niña de los Peines.”

T: “¿Te acuerdas de quién pululaba por tu casa?”

S: “Era en Madrid y, sobre todo, por la casa de mi abuelo, en la cuesta de Las Perdices, la entrada a Madrid desde la carretera de La Coruña, lo que es ahora La Florida. Era tremenda la cantidad de fiestas que se hacían en la casa de mis abuelos. Andabas por allí y te cruzabas con toreros, pintores, escritores. Del flamenco, Paco Cepero, Lucía Bosé, La Perla del Caribe, los Chorbos, Paco de Lucía, Camarón… muchísima gente, siempre…

  Juan Mari Montes

Enma Penella, que era una entusiasta del flamenco, ella y su marido eran vecinos nuestros.

Yo recuerdo siempre a mi madre y a mi padre hablando de proyectos nuevos, ella cantando y él tocando el piano.

Terminé en el Conservatorio y me hicieron meritoria. Antonio Gades me quiso coger como solista en flamenco, para bailar, cuidado… a mí se me daba muy bien el baile, pero mi padre no me dejó porque yo tenía solo 16 años… ‘¿Esta niña a dónde va por esos mundos sola?’ Prefirió meterme en el Ballet Nacional. Yo estaba desde las 8 de la mañana dando clases con los mejores profesores, me saqué el título de profesora de baile y mis padres montaron una escuela. Ahí yo bailaba y también cantaba. Por allí venía Antonio Canales, Joaquín Cortés, y cuando ellos ensayaban siempre había algún guitarrista que me decía ‘Canta, Salomé’. Y yo cantaba… y todos me decían: ‘Pero, ¿por qué no cantas? ¿Por qué no cantas?’ 

Al final me metieron el veneno en el cuerpo y sí que comencé a cantar. Así empecé, y le dije a mi padre que yo quería cantar flamenco de verdad y puro. Mi padre me dijo: ‘Vamos a prepararnos’. 

Estuve 2 años todos los días con él. Yo cantaba por instinto, porque llevaba toda la vida escuchando cante y viendo baile, siempre en el ámbito del flamenco. Mi padre me puso las pilas y me presenté en el 2001, en Casa Patas… nada menos, y la verdad es que con mucho éxito. Más tarde me llevó Juan Verdú como manager, él me llevó a muchos teatros y a muchos festivales, hasta hoy.

Solo decirte una cosa más: el primer single es un tema compuesto por mi padre que se llama La Cocalita. Mi madre, que le gustaba mucho la Coca-Cola, siempre decía: ‘Pásame la Cocalita, pásame la Cocalita’. Y ahí se quedó. Jajajajaja…”

T: “Un abrazo, Salomé, estoy seguro de que este disco va a dar mucho que hablar… ¡es una joya!”