Textos: Evasión
Fotos: Pixabay, Pexels, Wikipedia, AlltheSky.com
Desde tiempos inmemoriales, las estrellas y las constelaciones han sido objeto de intriga y se les ha tratado de buscar significado y utilidad.
Antiguamente, las estrellas fueron utilizadas para medir el paso del tiempo, para crear calendarios, para la navegación… Y en cuanto a la religiosidad, muchas culturas creyeron que o en estas estrellas se alojaban ancestros, o que eran representaciones de dioses o seres superiores.
Así, siendo tan importante el papel de estos astros, desde los egipcios ya se buscó agrupar las estrellas en un mapa para tenerlas localizadas. De hecho, la carta estelar más antigua tiene su origen en la astronomía egipcia antigua, y está datada en el año 1534 a.C.
Posteriormente, el primer catálogo de estrellas en la astronomía griega fue creado aproximadamente en el 300 a. C. y aunque son numerosas las civilizaciones que quisieron estudiar las estrellas, muchos de los nombres de las constelaciones actuales derivan de la astronomía griega.
En primer lugar, debemos denominar qué es una estrella, que según la Sociedad Española de Astronomía es una “esfera de gas en un estado de equilibrio entre la gravedad que tiende a comprimirla y la presión del gas, que tiende a que se expanda. Las estrellas liberan energía en su interior mediante reacciones termonucleares”.
“La energía generada se emite al espacio en forma de radiación electromagnética (luz), neutrinos (partículas «exóticas») y viento estelar (gas). Las estrellas se observan en el cielo nocturno como puntos luminosos, titilantes debido a las distorsiones ópticas que produce la turbulencia y las diferencias de densidad de la atmósfera terrestre”, añaden desde la SEA.
Así, podríamos decir que las estrellas son objetos astronómicos luminosos que históricamente fueron agrupadas en constelaciones y asterismos, mientras que las que más brillaban las denominaron con un nombre propio. Y es que, para darle sentido al cielo, las civilizaciones antiguas organizaron estrellas siguiendo algunos patrones “reconocibles”.
Llegados a este punto, es el turno de explicar que las constelaciones son conjuntos de estrellas que han sido identificadas, nombradas y catalogadas por varias culturas y civilizaciones a lo largo de la historia.
Se tratan de “puntos” en el cielo que, unidos por una tela invisible o un trazo imaginario, forman una figura o un dibujo reconocible. Normalmente, estas agrupaciones representan figuras, animales, objetos o personajes de la mitología.
Algunas constelaciones fueron nombradas hace muchos siglos y el origen y la nomenclatura varían en función de la región del mundo. Sin embargo, en este reportaje vamos a centrarnos en las constelaciones que conocemos actualmente, cuyo origen se encuentra en la mitología griega y romana.
En la actualidad no son pocos los que conocen el nombre de las constelaciones más conocidas y saben identificarlas en el firmamento. Vamos a repasar algunas de las más conocidas y sus leyendas:
La constelación de Orión, también conocida como “el Cazador”, es quizá la más conocida del cielo, porque sus estrellas son brillantes y visibles desde ambos hemisferios (en invierno en el hemisferio norte y en verano en el hemisferio sur). En este conjunto se encuentran varios objetos celestes notables, como la nebulosa de Orión y la estrella Rigel.
En la mitología griega, Orión fue un gigante, sobre el que hay diversas leyendas, las más conocidas relacionadas con los dioses Apolo y Artemisa. Además, hay otra historia que cuenta que Orión acosaba a las Pléyades, hijas del titán Atlas, por lo que Zeus las colocó en el cielo. A día de hoy, todavía parece que, en el cielo, Orión continúa persiguiendo a las Pléyades.
La Osa Mayor, también denominada como “Ursa Major” y conocida por su patrón de “carro”, es una de las constelaciones más reconocibles e importantes. Es visible durante todo el año en el hemisferio norte y sirve como herramienta para la orientación, apuntando hacia la Estrella Polar.
Esta constelación, la tercera más grande, está formada por ocho estrellas: siete suelen ser visibles a simple vista, pero la octava depende de cómo esté de despejado el firmamento.
Por su parte, la Osa Menor, es visible durante todo el año en el hemisferio norte. Su estrella más importante es Alfa o Polaris, llamada Estrella Polar, que se encuentra en la prolongación del eje de la Tierra, permaneciendo fija y señalando el Polo Norte geográfico.
En la mitología griega hablan sobre ambas constelaciones (osa mayor y menor). En otra versión nos cuenta la historia de Calisto, una cazadora que pertenecía al cortejo de Artemisa, diosa de la caza, para lo cual adoptó un voto de castidad. Zeus, el dios principal, acabó seduciéndola y cuando Hera (la mujer de Zeus) se enteró, se enfadó. Zeus, para protegerla, la convirtió en osa.
Con el tiempo, Hera, pidió a Artemisa que la disparase en una cacería y para salvar a Calisto la transformó en una constelación, la Osa Mayor. Fénice, la hija de Zeus y Calisto, también fue transformada en Osa y colocada al lado de su madre en el firmamento.
La siguiente constelación es especialmente relevante en el hemisferio sur y su estrella más brillante es Antares, que señala el corazón del escorpión. Antiguamente estaba unida a lo que hoy se conoce como la constelación de Libra.
Reconocible por su forma de escorpión, el origen de esta constelación se encuentra en la leyenda de Orión. Según esta historia, el cazador se sacó los ojos en un arrebato de celos, y mientras andaba ciego pisó un escorpión, que con su aguijón le mató. Los dioses elevaron a Orión y al escorpión al cielo colocándolos en extremos opuestos, por lo que, según la leyenda, cuando Escorpio sale por el horizonte, Orión se oculta huyendo del animal que causó su muerte.
Cassiopea es fácil de reconocer por su forma de “W” o “M” (depende de la hora y su posición en el firmamento). Su estrella más brillante es Schedar y el mejor mes para ver la constelación es octubre.
Por su parte, Andrómeda es más visible en las noches de otoño del hemisferio norte y su principal estrella es Alpheratz, que es compartida con la constelación de Pegaso. También es conocida por albergar la galaxia de Andrómeda, el objeto visible a simple vista más distante de la Tierra.
Perseo es una constelación del hemisferio norte y su estrella más brillante es Mirfak o Algenib y en ella se localiza la lluvia de estrellas conocidas como Perseidas.
En la mitología griega, Casiopea es la madre de Andrómeda y esposa de Cefeo, rey de Etiopía. Casiopea presumió de ser tan bella como las Nereidas, hijas del dios del mar Nereo y éstas, indignadas, le pidieron a Poseidón que se vengara. En respuesta envió al monstruo marino Ceto a las costas del país causando males considerables a los hombres y el ganado y la solución que el rey de Etiopía encontró (consultando a un oráculo) fue entregar a su hija al monstruo, encadenándola a una roca.
Perseo se enamoró de ella, acordó con los padres de Andrómeda matar al monstruo a cambio de su mano y Perseo acabó con el monstruo. Tras varios obstáculos más, Andrómeda y Perseo se casaron y se trasladaron a Argos.
Finalmente, cuando Andrómeda falleció, la diosa Atenea la colocó entre las constelaciones del cielo del norte, cerca de Perseo y su madre, Casiopea.
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