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Así es la exposición «El realismo íntimo de Isabel Quintanilla»

Textos: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y Evasión
Fotos: Nacional Thyssen-Bornemisza

Hasta el 2 de junio, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acogerá, por primera vez, una exposición monográfica a la artista española Isabel Quintanilla (1938-2017), una de las figuras fundamentales del realismo contemporáneo. 

La exposición de Isabel Quintanilla reúne 90 obras de toda su carrera, incluyendo sus pinturas y dibujos más sobresalientes, muchos de los cuales no se han visto nunca en España ya que pertenecen a museos y colecciones de Alemania, donde tuvo gran éxito y reconocimiento en las décadas de 1970 y 1980. 

La exposición, que cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid y está comisariada por Leticia de Cos, propone un recorrido por el universo de la pintora, protagonizado por sus objetos personales y por la intimidad de sus viviendas y talleres. Pero estos ambientes y elementos cotidianos forman parte, a su vez, del imaginario colectivo, por lo que apelan directamente a las emociones del espectador, un objetivo que la artista siempre tuvo presente.

Homenaje a mi madre, 1971 – Óleo sobre tabla, 74×100 cm. Pinakothek der Moderne, Múnich. © Isabel Quintanilla, VEGAP, Madrid, 2024.
Foto: © bpk / Bayerische Staatgemäldesammlungen

La pintura de Isabel Quintanilla es el resultado de un dominio rotundo de la técnica y de un oficio adquirido en distintas escuelas, pero, sobre todo, de un trabajo continuado en el tiempo. La artista se refería con frecuencia a la lucha constante que supone resolver los problemas que la pintura plantea a todo el que quiere valerse de ella para experimentar la realidad de otra manera.

La selección de obras de la exposición de Isabel Quintanilla abarca las seis décadas en las que artista estuvo en activo, desde “La lamparilla” (1956), la obra más antigua que se conserva, hasta “Bodegón Siena” (2017), la última que entregó a su galerista poco antes de fallecer, y se presentan a través de seis secciones temáticas y cronológicas en las que se suceden bodegones, interiores, paisajes y jardines.

1. Temprana declaración de intenciones 

La exposición comienza con una decena de obras tempranas que anuncian el estilo de Isabel Quintanilla. Por ejemplo, en “La lamparilla” se observan ya elementos que la van a acompañar a lo largo de su carrera: una selección de objetos pequeños y cotidianos presentados desde un punto de vista frontal, levemente elevado y próximo, sobre un fondo neutro. 

2. Pintura de proximidad 

Al volver a Madrid, Quintanilla desecha los colores oscuros, el soporte rugoso y la luz plana y sus cuadros se llenan de colores vibrantes y luz moldeadora. Recrea naturalezas muertas con objetos personales que confieren a sus obras un carácter autobiográfico, como puede observarse en la segunda sala, que presenta una treintena de cuadros en los que vemos frutas y verduras, carnes y embutidos, junto a guantes, un monedero o un pintauñas, entre otros.

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3. La emoción en la ausencia 

La siguiente sala se dedica a los interiores domésticos, que la artista representa meticulosamente. Son espacios vacíos, sin presencia humana, en los que refleja las habitaciones de su domicilio o taller: el dormitorio, el salón, un pasillo, una ventana, el aseo… 

Autorretrato, 1962 – Lápiz sobre papel, 53×38 cm. Colección privada. © Isabel Quintanilla, VEGAP, Madrid, 2024.
Foto: © Jonás Bel

4. Compañeras 

El grupo de los realistas de Madrid fue el primero en España en el que las mujeres, además de superar en número a los hombres, ocuparon un lugar igual de importante que sus compañeros. Debido a la unidad y afinidad del grupo, resulta difícil separar la vida y obra de Quintanilla de la de sus colegas, familiares y amigos. Por ello, en esta sala se presentan doce obras de las tres artistas con las que Isabel Quintanilla compartió profesión, amistad y aficiones: Esperanza parada, María Moreno y Amalia Avia.

5. Paisajes queridos 

La quinta sala se dedica a paisajes y vistas urbanas. Fuera de la ciudad, la artista se identifica con los campos abiertos de Castilla, Extremadura y de la sierra madrileña, aunque también muestra interés por el mar. En esta sección se incluyen así mismo varias vistas de Madrid, San Sebastián y Roma. 

6. Hortus conclusus. Naturaleza doméstica 

Cuando Quintanilla pinta la naturaleza, se fija en la que tiene cerca. Los patios de sus casas y talleres son más modestos que los jardines de los impresionistas, pero cuentan con flores y árboles frutales que cultiva e incluye después en sus pinturas, por lo que son un importante espacio de inspiración y trabajo para la artista. En esta sala se exhiben quince obras de los patios y jardines de Quintanilla de entre las décadas de 1960 y 1990.

Más información: www.museothyssen.org

Foto de portada: La lamparilla, 1956 – Óleo sobre lienzo, 32,5×40,5 cm. Colección privada. © Isabel Quintanilla, VEGAP, Madrid, 2024. Foto: © Jonás Bel