«Come from away» es un musical lleno de alegría, ritmo y sensibilidad que nos recuerda que el ser humano es capaz de sacar lo mejor de uno mismo ante las tragedias.
Una increíble historia real que todos debemos conocer.
Por Nuria Araguás.
Fotos cedidas por Daniel Mejías Comunicación
El 11 de septiembre de 2001 después de los ataques terroristas con aviones contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono, Estados Unidos cerró su espacio aéreo y cientos de aviones fueron desviados de sus destinos.
A 38 les tocó aterrizar en una remota y pequeña isla llamada Gander, New Foundland (Terranova) en Canadá, que afortunadamente contaba con un gran aeropuerto. Su población se vio duplicada en horas. Llegaron a alojar a más de 7000 personas.
Pero sus gentes, en vez de pensar que se alteraba su tranquilidad y paz, se pusieron manos a la obra para alimentar, dar refugio, ayudar y consolar a todos durante el tiempo que accidentalmente tenían que permanecer allí. El objetivo era intentar olvidar el horror, luchar contra la incertidumbre y conseguir gracias a su calidez y empatía que la situación fuera lo menos traumática posible.
La situación se alargó varios días. Lo que hizo que las relaciones entre visitantes y lugareños fuera corta, pero muy intensa.
En esta maravillosa historia, que llega a Madrid con Come from away, se crearon amistades para toda la vida. Y muchas de esas personas tienen un vínculo eterno con este lugar del mundo.