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Japón: TOKIO

Japón es un archipiélago de casi 7.000 islas y ocupa 378.000 kilómetros cuadrados en los que viven 130 millones de personas concentradas en megaciudades que se hayan en las islas principales de Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu. Es un país que se encuentra situado en una zona de mucha actividad volcánica, para lo que está altamente preparado. Su apasionante historia, su naturaleza, los colores, los contrastes, la gastronomía, la cultura, sus gentes… son algunas de las muchas razones para visitarlo. Un país excitante que sin duda, hay que explorar.

DONDE LA BELLEZA DE LA TRADICIÓN SE MEZCLA CON EL PROGRESO

Por Nuria Araguás y A.B.S. Foto: Street view©YasufumiNishi©JNTO

En cuanto a su geografía, además, el archipiélago japonés está conformado por muchos volcanes y manantiales de aguas termales, denominadas onsen. Sus aguas calientes, cargadas de minerales, han convertido este relajante baño en una práctica imprescindible y destino turístico favorito de los japoneses. Es cierto que existen reglas que hay que conocer dentro de un onsen y que más adelante os contaremos, pero es una experiencia única que merece ser probada.

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En este lado del planeta las dos religiones que armonizan en el pensamiento japonés son el sintoísmo y el budismo. Estas dos ideologías se complementan, por lo que no es extraño encontrar en los santuarios sintoístas (además de en la entrada correspondiente “torii”),  algún buda en su interior;  y, por el contrario templos budistas con alguna deidad sintoísta.

En definitiva, Japón es un lugar apasionante. Nos lo habían contado, pero lo podemos corroborar. En este increíble viaje, la sorpresa nos acompaña a cada paso que damos. La diferencia con nuestra cultura y la actitud de los japoneses nos impresiona y seduce. Es un lugar donde encontramos que las antiguas tradiciones conviven con el gran impulso futurista que se respira en las grandes ciudades, lo que a veces nos resulta, un poco surrealista.

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La historia de Japón es asimismo, emocionante. No nos dan las páginas para hablaros de ella, pero os instamos a leer algún libro, (El último shogun de Ryōtarō Shiba) o ver algún documental o película (El último Samurai, Memorias de una Geisha, Sayonara (1957), El perro fiel de Seijirō Kōyama (1987) que nos muestre al menos un poquito el sentir japonés. Igualmente, observar los actuales dibujos animados japoneses que actualmente se emiten, algunos nos enseñan facetas y comportamientos de la vida en Japón. Lo descubrimos ahora, ¡Son geniales!.

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Tokyo Bay©Mikeluck©JNTO

El circuito que elegimos contempló, Tokio (7 días), Nikko (excursión desde Tokio), Takayama (un día en Ryokan), Shirakawago (excursión de paso a Kanazawa), Kanazawa (un día), Osaka (4 días), Kyoto (excursión desde Osaka), Nara (excursión desde Osaka), Hiroshima (dos días) y Miyajima (excursión desde Hiroshima). Nos fue bastante difícil decidir el itinerario, puesto que, cuando uno viaja tan lejos, quiere verlo todo y no morir en el intento. Pero a pesar del súper tren bala, por poner un símil, es como querer recorrer Alemania, que incluso es más pequeña que Japón, en tan solo 15 días. Así que, optamos más por calidad que cantidad.

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PRIMERA PARADA: TOKIO

Tokio es la capital de Japón y está ubicada en la isla de Honsu. Es una de las ciudades más grandes del planeta. El centro de Tokio alberga 23 barrios con una población cercana a los 13 millones y medio de habitantes; es lo que se conoce internacionalmente como la ciudad de Tokio. En la periferia metropolitana conviven más de 40 millones de habitantes, lo que la convierte en la mayor aglomeración urbana del mundo.

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Tokyo Shinjuku1©YasufumiNishi©JNTO

Una vez que conocemos estos datos, conviene dedicar varios días a conocer mínimamente esta megalópolis y descubrir la vida cotidiana de los tokiotas. Seguramente, os quedaréis con la sensación de que fueron pocos.

Una de las visiones que se nos quedará siempre grabada al llegar a la urbe es el paisaje de circuitos Scalextric que se disponen en varios niveles, y que con el ir y venir de trenes, sortean edificios y rascacielos. Este entramado nos parece de película de ficción y es típico de Tokio. Pero no todo es así. Tradicionales municipios con antiguos templos se hallan en las calles adyacentes a las grandes edificaciones de modernas oficinas.

Gracias a la guía práctica de Tokio (en español) que proporciona la Oficina de Turismo, elegimos qué distritos nos parecían más interesantes y qué visitaríamos. Esta guía es de gran ayuda, ya que nos ilustra sobre qué ver y cómo llegar fácilmente e incluso propone rutas de un solo día.

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Maid Café ©JNTO

Tras aterrizar en el aeropuerto de Narita, nos recoge un transfer que nos conduce a nuestro hotel. Una hora después del check-in, un guía de habla española, previamente contratado, nos espera para llevarnos a conocer uno de los barrios más “frikis” de la ciudad: Akihabara, el barrio de la electrónica. En el trayecto nos enseña cual es nuestra estación de tren más cercana, cómo debemos coger el metro, nos habilita el Rail Pass y nos ayuda a reservar asiento en todos los recorridos de nuestra estancia. En cuanto al transporte por Tokio, la línea Yamanote -que entra dentro del JR- funciona en círculo y nos acerca a casi todos los distritos importantes.

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La primera inmersión en la ciudad, fue en Akihabara y nos resultó otro mundo.  Saliendo de la estación, nos topamos con los enormes carteles luminosos en japonés que no distinguimos si son publicitarios o de restaurantes y tiendas. Akihabara, es la meca de la electrónica, el anime y los videojuegos. Encontramos largas calles, en las que en toda su longitud se disponen máquinas “gashapon” (de bolas de plástico con regalos en su interior) que son populares en Japón; Locales de grandes salas a pie de calle, con multitud de máquinas atrapa regalos (que mediante unas tenazas consisten en enganchar premios de todo tipo y precios); Edificios, en los que en cada una de sus plantas, jóvenes solitarios juegan a ritmo frenético y en ambiente ensordecedor a juegos electrónicos de batería, dance, carreras, guerra… etc. Subiendo las escaleras mecánicas escaparates enteros nos muestran miniaturas y representaciones de manga y anime. Nos podríamos quedar observándolos todo el día ya que nos parecen todo un arte, dada la perfección y el detalle. La cadena de regalos y souvenirs “Don Quijote” (cuyo nombre reconocemos y nos halaga) ocupa un edificio y se puede encontrar más allá de lo que uno pueda imaginar…. realmente Akihabara es un lugar que nos deja la boca abierta.

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Shinjuku ©Yasufumi Nishi©JNTO

Tras la incredulidad al ver tanta afición que no tiene edad a la cultura otaku (del anime y el manga), nos adentramos en una de esas cafeterías llamadas Maid Café, donde chicas disfrazadas de pequeñas doncellas, de antaño (pero vestidas con minifalda y medias hasta las rodillas), nos sirven y nos hacen una pequeña actuación infantil que no entendemos muy bien. Nos explican, que estas chicas interpretan inocentes personajes de la cultura del manga. Se les puede pedir que canten y bailen o que se hagan una fotografía contigo, que jueguen a algo popular como piedra, papel o tijera, por ejemplo, o el palma palmitas, y, tus peticiones, van añadiendo un coste adicional a la cuenta… así que, cuidado, porque sin querer vuestra consumición puede ser la más cara que hayáis tomado nunca.

En estos sitios nos sorprende ver, además de jóvenes adolescentes, hombres y mujeres en solitario y de todas las edades. El caso es que estas cafeterías están muy de moda y son caras. Asimismo,  hay reglas muy estrictas en cuanto a tocar a las chicas o dirigirse a ellas en tonos de poca educación. Nos indican que también existen los Maid Café de chicos aunque nosotros, al contrario que los de chicas, no los hemos visto ni siquiera anunciados.

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En el edificio frente a la estación, hay varios restaurantes, cada uno en una planta. En la séptima planta entramos en un restaurante de cocina japonesa que nos parece auténtico y que nos traslada a un Japón mucho más ancestral. No os podemos indicar el nombre porque estaba en japonés, y pedir una tarjeta tampoco ayuda, ya que no lo entendemos, pero en Tokio hay que mirar hacia arriba para descubrir lo que se encuentra en los distintos pisos de un mismo edificio. Así que, levantad la vista hasta la 7ª planta.

Cerca de la estación se halla el santuario Kanda Myojin.

Al lado de Akihabara en la zona de Ochanomizu, nos acercamos al puente Hiriji sobre el río Kanda a contemplar los asombrosos circuitos de trenes, que bien merecen una fotografía.

Poco después nos dirigimos al distrito de Shinjuku. Contempla dos zonas diferenciadas, una de grandes rascacielos de oficinas y electrónica, y otra de ocio. Paseamos por la planta baja de la estación, y sin darnos cuenta, nos encontramos bajo los soportales de los edificios. Vemos tiendas, restaurantes gourmet e incluso uno de los accesos a la universidad. Saliendo a la calle, el llamativo diseño del edificio del Gobierno Metropolitano con sus dos torres de 202 metros de altura no pasa desapercibido. Es una visita obligada puesto que en la planta 45 se halla un observatorio gratuito que nos ofrece una vista de 360 grados sobre la ciudad. En días claros, se puede ver el Monte Fuji. Asimismo en sus dependencias, la oficina de información turística nos provee de mapas y rutas de la zona. También acoge la orgullosa bandera y las mascotas de los próximos juegos Olímpicos 2020 que se celebran en Tokio.

En el área opuesta se halla Kabukicho, el llamado “barrio que nunca duerme”, una de las zonas más animadas de Shinjuku, de estrechas calles con un sinfín de establecimientos para beber y comer.

Desde la estación de Shinjuku recomendamos acercaros en horario comercial a la estación de Nakano. Merece la pena ver el centro comercial Nakano Broadway con todo tipo de tiendas de antigüedades, juguetes vintage, tiendas especializadas de cromos, de cine y otras muchas curiosidades, paraíso de coleccionistas. Otra de las aficiones que forman parte de la cultura japonesa. Aprovechad para dar un paseo por los alrededores, un laberinto de angostas callejuelas. Nos resultó un lugar bastante especial.

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Meiji Jingu

En nuestro segundo día en Tokio visitamos el distrito de Shibuya con un guía. En su parte más tranquila, el Santuario sintoísta Meiji Jingu (1920) se sitúa en un bosque de árboles centenarios. Un paseo precioso hasta la gran puerta de entrada. El santuario está dedicado a las almas del Emperador Meiji y la emperatriz Shoken, por el papel de apertura y modernización tras la caída del shogunato Tokugawa (1868),  que dio fin al periodo feudal o Edo.

Atravesamos el imponente “torii”,  en medio de una frondosa vegetación que crece libremente, y a la que esta prohibido el acceso, realzando así su belleza. Nos encontramos con jóvenes adolescentes vestidas con el yukata japonés (kimono de verano), una prenda más casual que un kimono, que es más suntuoso, con una tela más regia, y que se reserva para ocasiones especiales. Se fotografían posando en distintos y sugestivos entornos, unas imágenes que nos resultan muy atractivas.

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SHIBUYA©JNTO

A la entrada al santuario, en un pequeño estanque o pileta nos purificamos lavándonos las manos con un pequeño ritual. Con una cuchara o cazo (Hishaku)  se vierte el agua sobre la mano derecha y a continuación sobre la mano izquierda, luego la boca (los japoneses beben el agua) y el agua sobrante la dejaremos que discurra verticalmente por el mango hacia abajo para purificar el Hishaku (cazo).

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Este rito tan particular ha de ser realizado por todos aquellos que pretendan visitar el templo. La purificación es un aspecto importante en la doctrina sintoísta que se define por su creencia en los kami, espíritus naturales que se hallan en armonía con todos los aspectos de la madre naturaleza.

Al llegar a la capilla sintoísta, podemos finalmente rendir culto. Los rituales que se ejecutan delante de la capilla y del pabellón principal son diferentes. En la capilla es una ceremonia sencilla de pie, mientras que en el pabellón principal tienen lugar rituales oficiales más elaborados.

En general, se introduce la moneda en el cajón y se realizan dos reverencias, se dan dos palmadas, se hace la plegaria y se finaliza con otra reverencia más.

Vemos lugares específicos donde es costumbre comprar los tradicionales omamori, que son amuletos japoneses cuya función es proteger a aquel que lo tenga.

Otra tradición consiste en conocer nuestro futuro a través de los llamados omikuji.

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Imperial Palace Nijubashi ©JNTO

Es un papel escrito en japonés que nos dice la suerte que nos espera en el año. Hay que coger una cajita de madera y enseñar a la persona que las vende. Si tenemos mala suerte, hay que atarlo en las inmediaciones del propio templo junto a otros omikuji y así la mala suerte se la llevarán los dioses. Los reconoceremos porque veremos esos papelitos atados por todas partes.

También es habitual escribir nuestros deseos en unas tablas de madera y colgarlos en la zona habilitada para ello.

En nuestro caso tuvimos suerte y coincidimos con la procesión de entrada al santuario de una boda. Por supuesto, no todo el ritual, pero sí la recepción, con los protocolos y las lujosas vestimentas. Nos resultó de película…

Después de comprarnos un omamori, salimos de este lugar sagrado.

Muy cerca del santuario nos dirigimos a la parte bulliciosa de la estación de Harajuku, una de las estaciones más bonitas de Japón debido a su antigua fachada. El barrio de Harajuku forma parte del recorrido básico de Tokio.

La calle Takeshita-dori es todo un espectáculo. Plagada de tiendas y comercios, venden en su mayoría artículos de moda para adolescentes y se pueden ver las peculiares tendencias del “kimono”. También creperías, tiendas de foto-pegatinas donde entre millones de opciones, nos sacaremos la imagen deseada, tiendas de todo a 100 yenes, de famosos personajes, artículos variados… en fin, una calle muy animada y repleta de gente a todas horas. Vimos cafeterías de gatos, de búhos y de perros, donde, en caso de no tener mascota, poder tomarnos un café con ellos. Para terminar nuestro asombro, nos cruzamos con algunos de los llamados “cosplay”, esto es, personas que se disfrazan de su ídolo o héroe favorito, ya sea de dibujos, videojuegos, anime etc… y que ya forma parte de la cultura popular de Japón. En fin, un paseo por las calles de este curioso barrio, dan para mucho más que para hacer unas compras. También hay un Centro de Información Turística en Harajuku.

La calle de las prestigiosas marcas internacionales está en la gran avenida de Omotesando, que además alberga más restaurantes y cafeterías.

Llegando a la estación de Shibuya nos topamos con el célebre paso de cebra de 5 cruces, quizá el más célebre del mundo, por el que dicen, pasan un millón de personas diariamente.  Proponemos os adentréis en el edificio frente a esta gran intersección, y observéis tras las cristaleras de la plantas superiores, el ir y venir en todas direcciones de los transeúntes cuando el semáforo se pone en verde. De verdad que es impresionante…

Si nos fijamos, frente de la salida de la estación de Shibuya, veremos la estatua del fiel y más famoso perro de Japón, Hachiko. Una bonita historia que se popularizó cuando se llevó al cine por Richard Gere con el título “Siempre a tu lado”. Realmente sucedió en Tokio, cuando un perro de raza japonesa akita, acompañaba y esperaba en la estación a su amo, un profesor de universidad. Un día el profesor sufrió un paro cardíaco mientras daba sus clases y murió. Hachi, (como popularmente se llamaba) le esperó durante los siguientes nueve años de su vida hasta que también murió en el mismo punto donde esperaba a su “amado profesor”, lugar donde se ubica la estatua. Fue muy querido entre los viajeros de la estación, que lo homenajearon con este pequeño monumento.

Alrededor de la estación de Shibuya todas las calles gozan de gran entretenimiento.

Después de las infinitas curiosidades del día y de las imágenes retenidas, nos fuimos a nuestro hotel a disfrutar del merecido descanso. Al día siguiente, el tercer día, visitaríamos el barrio de Asakusa.

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shibamata©JNTO

Asakusa es un barrio muy tradicional que alberga uno de los templos budistas mas antiguos de Tokio, el Templo de Sensoji, que data del año 628. Lo reconocemos por la célebre puerta “Kaminari-mon” – una imagen que seguro ya habremos visto anteriormente- de la que cuelga un enorme farol rojo de papel en el medio de dos deidades que guardan la entrada. Si miramos debajo de esta gran lámpara hallaremos un dragón tallado en madera, que por cierto hay que tocar para atraer a la suerte.

Hasta la otra puerta del Templo llamada “Homozon”, se abre una calle peatonal por la que discurren unas 90 pequeñas tiendas que fueron fundadas en la época Edo. Nos ofrecen souvenirs, confitería japonesa y otros productos tradicionales.

Enseguida vemos la espectacular pagoda de cinco pisos. Deciros que las pagodas guardan los restos de Buda como representación y no se visitan.

Después de purificarnos con el humo que deja el incienso esparciéndolo por la cabeza, nos acercamos al cajón donde echamos una moneda como ofrenda y hacemos una reverencia. A diferencia de los santuarios sintoístas, en un templo budista no se aplaude. Si hay una campana delante, hay que finalizar la visita haciéndola sonar una vez.

Junto al templo se encuentra el santuario sintoísta de Asakusa que posee entre otros un hermoso estanque donde las gigantes carpas koi de brillantes colores se mueven entre nenúfares a un ritmo muy lento. Estos grandes peces, que veremos con frecuencia, son símbolo de Japón y de la buena fortuna.

Una vez salgamos del templo, y frente a la puerta Kaminari-mon, se halla el centro de información turística del distrito. Proponemos hagáis un pequeño descanso y subáis en el ascensor, ya que posee una terraza gratuita con vistas al barrio.

A unos 10 minutos andando, en la calle Kappabashi Dogugai, 170 tiendas nos muestran todo tipo de utensilios y máquinas que forman partes de la hostelería japonesa. También ingredientes de pastelería y muestras de los sorprendentes y variados modelos de platos de cera, que a modo de menú, encontramos en los escaparates de los restaurantes y que resultan tan sumamente reales. Estas reproducciones de comidas nos encantan, y nos parecen todo un descubrimiento, ya que nos facilita mucho el plato a elegir. Una calle bastante entretenida e interesante que nos incita a llevar algún útil de recuerdo para nuestra cocina.

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shibamata©JNTO

A una media hora caminando, ya en el distrito de Ueno, paseamos por las antiguas y tranquilas barriadas de Yanesen y Yanaka Ginza. Forman parte de los llamados “shitamachi”, esto es, barrios históricos que aún conservan su solera. Os recomendamos pasear, mapa en mano, entre templos y santuarios hasta llegar a la calle comercial Yanaka Ginza que nos ofrece tiendas de artesanía que se han resistido al paso del tiempo.

No muy lejos de este punto se encuentra la monumental Estación Central de Tokio (1914) donde se halla el Palacio Imperial, residencia de la familia Imperial. En 1868, el Emperador Meiji trasladó la capital de Kyoto a Tokyo y estableció la residencia imperial en el palacio del la familia del shogun Tokugawa. Una parte está abierta al público como el Jardín del Este y el elegante puente de doble arco, Nijubashi. Un bello lugar para relajarse.

Se nos echaba encima nuestro cuarto día en Tokio y nos dirigimos al distrito de Guinza donde encontramos, además de boutiques de lujo que nos enseñan las últimas tendencias, el mercado de pescado de Tsukiji, el más grande del mundo. Una visita que tenéis que hacer para probar y descubrir los alimentos de esta parte del planeta.

Se trata de un mercado exterior en el que se venden, unas 450 especies de pescado y marisco, fruta, verdura, dulces, artesanía entre otras muchas curiosidades… Asimismo alberga numerosos restaurantes de sushi, ya sea sentado o en barra, donde observar como elaboran las piezas y degustar las delicias de la gastronomía tokiota. Recomendamos ir a la hora del “lunch” (12.00-13.00h) nuestra hora del aperitivo y que corresponde a la hora de la comida. Aunque encontramos colas en ciertos sitios, es sin duda, uno de los mejores lugares para comer sushi.

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tTsukiji ©YasufumiNishi©JNTO

La famosa isla artificial de Odaiba, enorme área de recreo,  también hay que visitarla. Conectada por el Rainbow Bridge nos ofrece unas maravillosas vistas de la bahía de Tokio. El atardecer, en torno a la réplica que hay de la Estatua de la Libertad, podemos ver el encendido de luces del gran puente colgante y de la emblemática Torre de Tokio. Una estampa que no te puedes perder. Para llegar hasta aquí, aconsejamos tomar la línea de metro de Yurikamome que discurre por el exterior hasta Daiba y que atraviesa el grandioso viaducto por entramados raíles sorteando enormes edificios.

Si seguimos hasta Aomi Station, la llamada Palette Town oferta varios centros de atracciones y una gran noria, que ya habremos descubierto previamente desde otros puntos de la ciudad.

El quinto día nos dirigimos al extremo este de Tokio donde se sitúa la localidad de Shibamata. La estatua de bronce de Tora-san es lo primero que los visitantes ven cuando salen por las puertas de la estación. Aunque nosotros no lo conocemos, se trata del actor protagonista de una serie de películas cómicas de gran éxito entre los japoneses, «Otoko wa Tsurai yo» -Es difícil ser hombre- y, es Shibamata, el escenario de estas. La calle principal es peatonal y toda una atracción. Restaurantes tradicionales de tempura, tiendas de regalos y puestos de dulces japoneses además de otras delicias locales se exhiben a ambos lados. Al final de la misma nos topamos con el templo Taishakuten Daikyo-ji de la escuela budista de Nichiren, uno los más bonitos de Tokio. Una impresionante estructura histórica de madera e increíbles grabados en zelkova japonesa (especie de árbol japonés) de gran valor cultural. Tiene un pequeño y encantador jardín con cascada.

En Shibamata almorzamos un riquísimo plato de tempura en uno de esos auténticos lugares que nos parecen muy alejados en el tiempo, y entre sus calles probamos un típico helado de matcha (te verde en polvo).

Para finalizar, deciros que existen varios miradores de la ciudad, pero sin duda, la Torre de Tokio nos hechizó. Construida en 1958, esta torre de transmisión, se ha convertido en un símbolo. Tiene 333 metros de altura y desde su mirador podemos disfrutar de unas vistas asombrosas. Posee dos plataformas a distintas alturas. Hay que pagar pero merece la pena, sobre todo al anochecer, cuando la Torre también se ilumina. En su base se halla un centro comercial con restaurantes y tiendas.

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AsakusaSensoji Kaminarimon Gate ©TaitoCity©JNTO

Otro gran mirador es Tokyo Skytree. Se trata igualmente de una torre de telecomunicaciones de 634 metros y es la estructura más alta de Japón. Posee dos plataformas de observación, un café y un restaurante, y, en la base un centro comercial. No pudimos visitarla, pero también es un buen lugar para contemplar Tokio. Debido a su gran altura, la perspectiva es distinta y nos dicen que tenemos que asegurarnos y subir los días muy claros. Teníamos que descartar uno.

En caso de que no tengáis muy claro qué hacer o ver, acercaros a las oficinas de y turismo de cada barrio o distrito y os señalarán una ruta según vuestros intereses. Los japoneses son en general gente muy amable y educada.

Pues bien, como ya hemos dicho es imposible ver todo en una semana. Además de otras muchísimas cosas que se nos han perdido en el camino, nos quedamos sin visitar las casas flotantes de Shinagawa, el distrito de Nihombasi y sus zona ribereñas;  la vida nocturna en Roppongi, la oferta de ocio en Ikebukuro o la llamada “ciudad de los libros” en el distrito de Jinbo-cho. También nos quedamos con ganas de ver un torneo de Sumo, asistir a la riqueza visual de una representación de Teatro Kabuki, presenciar una ceremonia del té o ver la floración de los cerezos y disfrutar del auténtico “hanami”. Pero es que Tokio nos ofrece muchísimas cosas que ver y experimentar, es inmenso. Es, uno de esos lugares a los que uno, si puede, vuelve.

Día seis: ESCAPADA A NIKKO

  La inolvidable y romántica Florencia, un tesoro de historia y arte

La ciudad de Nikko está situada en las montañas de la región de Kantō, a 140 Km. al norte de Tokio.  Sorprende, entre otras muchas razones, por su incalculable belleza natural y arquitectónica. Desde 1999 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y se encuentra a escasas dos horas en tren desde Tokio, dos razones de peso por las que visitarla.

Considerado como un lugar sagrado es un sitio muy concurrido por sus templos, santuarios y la naturaleza que le rodea.

Cómo llegar: La mejor opción es coger el tren bala Shinkansen hasta Utsonomiya utilizando la Japan Rail Pass (aprox. 55 minutos). Al llegar a Utsonomiya, se debe realizar un trasbordo siguiendo las indicaciones del tren Nikko Line (aprox. Otros 45 minutos). Una vez llegamos y a la salida de estación, hay un autobús que comunica a la zona de los templos. Aunque se puede ir andando, es mejor reservarse, ya que es una subida y, al salir de la estación, resulta fácil y cómodo encontrar la parada de autobús que lleva a Shinkyo. No nos será complicado ya que seguro encontraremos algún grupo de turistas esperando. La bajada, siempre es más agradable hacerla caminando.

El Puente Shinkyo, se encuentra en la entrada a la zona sagrada y está catalogado como uno de los puentes más elegantes de Japón. Erigido en 1636, este puente era de uso exclusivo del Emperador y sus generales. Actualmente, hay que pagar la entrada para atravesarlo, aunque realmente se vuelve por el mismo lugar por donde se entra.  De todas maneras, podemos admirar su belleza y majestuosidad desde el puente para vehículos que cruza la carretera. El color bermellón y la bonita barandilla contrastan con el verde de la vegetación y el azul turquesa del río Daiya. Recordar que la parada de autobús es la de Shinkyo, una anterior a la de la zona de los templos.

Pero el mayor atractivo de Nikko reside en que fue escogido por el shogun Tokugawa Ieyasu para levantar su propio mausoleo, llamado Toshogu.

Este fue al finalmente construido por su nieto, Tokugawa Iemitsu, en 1634 con el máximo de esplendor que le fue posible. De esta forma, quiso reflejar la grandeza y el poderío del shogunato Tokugawa. Aparte de la importancia histórica, tiene un gran valor artístico, pues mezcla elementos sintoístas y budistas. El resultado en su conjunto es asombroso.

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Hemos de comentar que el Parque Nacional tiene otros muchos atractivos y varias rutas de senderismo entre lagos, cascadas y cedros japoneses. También podemos disfrutar de las aguas termales de la ciudad puesto que Nikko cuenta con múltiples onsen donde el visitante tiene la oportunidad de relajarse en un entorno sin igual. Kinugawa Onsen, Kawaji Onsen, Yunishikawa Onsen y Kawamata Onsen son algunas de las recomendadas en las que además de disfrutar de un agradable baño, nos permiten visitar otros puntos de interés.

Después de reponernos con un sabroso plato de Ramen (una especie de caldo de carne y miso con fideos), regresamos a Tokio.

Pues así se pasaron los seis días en Tokio. En aquellos momentos nos quedó el consuelo de que continuábamos nuestro periplo quedándonos otros tantos lugares por visitar en este tan sorprendente país.

En el número de Marzo continuaremos nuestro el recorrido y contaremos nuestra siguiente experiencia, en el ryokan de Takayama, la aldea de Shirakawa y la histórica ciudad de Kanazawa.

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Omamori

NUESTRAS CONSIDERACIONES ANTES DE EMPRENDER EL VIAJE

El viaje a Japón hay que prepararlo. Elegir, en tan interesante país, qué queremos visitar en un tiempo determinado, requiere no sólo mucha información, sino decidir el recorrido y aprovecharlo al máximo.

Tras acudir en varias ocasiones a la más que eficiente Oficina de Turismo de Japón en Madrid – ya que por fin tenemos una – y proveernos de todo tipo de mapas, folletos en español,  atención personalizada y consejos que nos ofrece, es cuando uno se da cuenta, que Japón no parece estar tan lejos. Las facilidades para preparar nuestro itinerario y resolver dudas, se amplían en gran medida.

Proponemos echar un vistazo a la página oficial de Turismo de Japón www.turismo-japon.es, tanto si estáis preparando vuestro viaje o simplemente lo tenéis en mente, así como curiosear sobre lo que este gran país tan diferente a lo que conocemos, nos presenta.

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Nakano

Oficina de JNTO en España

Carrera de San Jerónimo 15 3ºC, 28014 Madrid España

Horario de información: Lunes a Viernes de 11:00-13:30 / 15:30-17:30

JTB My Asia, es asimismo, una agencia de viajes especializada en Japón que nos puede ayudar a elaborar rutas, contratar hoteles, guías y excursiones. Tiene la gran ventaja de que puedes contratar servicios independientes, como el transfer, uno o varios hoteles, transporte en autobús en su caso, comprar tarjeta SIM, etc…  Os dejamos su web http://www.jtbmyasia.com.

Entre la Oficina de Turismo y JTB My Asia organizamos nuestro viaje al que tanto provecho hemos sacado y que tan bien nos ha salido.

Contaros que la aerolínea Iberia facilita mucho las cosas, no sólo a la hora de ofrecer, por fin, los vuelos directos Madrid- Tokio, sino de hacer atrayentes ofertas a este destino.

También Japón tiene muy buen trato con el turista y cuenta con el llamado Rail Pass, un bono de transporte que incluye todos los traslados incluidos en la línea JR, incluyendo el famoso tren bala o Shinkasen para casi todos los recorridos de nuestra estancia en el país.

El precio depende para cuantos días lo adquieras y existe un límite de tiempo. Los 15 días nos costaron 355€ y, excluyendo los transfer al aeropuerto y el pequeño coste de algunos traslados de metro por salirnos de la línea, no tuvimos que pagar ningún otro desplazamiento. Además, teniendo en cuenta que la compra de billetes de tren entre ciudades resulta cara, realmente compensa. La página de la Oficina de Turismo dispone de toda la información del funcionamiento de este ticket o bono tan ventajoso para el viajero.

Comentar que hicimos el viaje en otoño. Y, podemos constatar que la variedad de colores en el cambio de color de las hojas que pasan por verdes, amarillos, marrones, naranjas, o la infinidad de rojos nos resultó todo un espectáculo de la naturaleza. Es conocido popularmente como «momiji” y, aunque no coincidimos en el tiempo y el lugar, sabemos que se realizan grandes festivales en esta época del año.   

En cuanto a la primavera,  ¿quien no ha oído hablar de la belleza del «Sakura» o la floración del cerezo, donde todo se vuelve de suave tono rosáceo? Junto con las apacibles temperaturas, nos parece suficiente justificación para realizar el viaje en esta época. Si elegís esta opción, dura poco, así que apuntad bien las fechas.

También se organizan numerosos eventos y porqué no, planificar el viaje en base a ellos. Podéis consultar el calendario de fiestas también en la oficina de turismo.

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Streetshopakihabara©YasufumiNishi©JNTO

 

La contratación de un guía en español, al menos el primer o primeros días de estancia nos parece primordial. La oficina de turismo informa de como contratarlo e incluso existen varias webs donde hacerlo, que nos ofrecen distintas excursiones. Este guía, ya no solo os mostrará el lugar de la visita, sino que os informará del sistema de transporte, habilitará vuestro Rail Pass, e incluso en nuestro caso, ya teniendo claro qué trayectos haríamos, sacamos y reservamos con él los asientos de los distintos trenes de todo nuestro itinerario. La reserva de asientos es aconsejable, aunque siempre existen dos o tres vagones a los que puedes acceder sin reserva. En fin, el guía resolvió todas nuestras dudas en tres horas que estuvimos con él, y para más comodidad, te recoge en el hotel.  Os dejamos su nombre y su mail por si quisierais contactar con él en concreto. Ryohei Kobayashi (Rio) ryokobayashi0107@gmail.com. Es un encanto y habla español muy bien, otro dato que debéis tener en cuenta.

Una cosa es cierta…en Japón, el viajero no para de sorprenderse nunca…

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Roppongi street observatory©Yasufumi Nishi©JNTO

Tenéis que saber que:

El transporte es increíblemente puntual y claro. De hecho, una manera de saber si os habéis subido al tren correcto será por el horario. Una vez preguntéis (al guía) cómo funciona el sistema de trenes, no tendréis problemas podréis moveros con total libertad y seguridad. Los japoneses son muy considerados y en caso de veros desorientados, se pararán a preguntaros si os pueden ayudar.

Japón dispone de un sistema de envío de maletas entre hoteles, eficaz y seguro. Se contrata en el mismo hotel cuando hacemos el check out, el equipaje se enviará donde nosotros indiquemos. De este modo, una mochila o una pequeña bolsa, nos bastará para movernos libremente en caso de querer pernoctar una noche o dos, en otro lugar hasta el siguiente alojamiento, en el que si estaremos varios días. Una maleta grande nos costó alrededor de unos 20 euros.

Japón goza de una seguridad envidiable, y así te hacen sentir. Por lo general la mentalidad japonesa no contempla el hurto y, si pierdes algo, incluso en el metro, puedes ir a objetos perdidos, que alguien lo habrá depositado allí. También verás que en los andenes, la gente hace cola para subirse a los vagones. Pues bien, dejan sus mochilas y equipajes para guardar su plaza y se van a hacer algún recado. Para nosotros es increíble, pero es una de las cosas que me llevaría a nuestra siempre amada España. De igual modo, caminar de noche no nos intimida.

En muchos comercios y restaurantes sólo se puede pagar en efectivo. Los ATM o cajeros automáticos que se hallan dentro de los Seven Eleven (bastante populares) son los perfectos para sacar dinero sin ningún problema.

La hora de entrada en hoteles suele ser a partir de 15:00h. Se puede solicitar al hotel previamente que te permita hacer antes el check in, aunque probablemente cobrarán un extra.

Es aconsejable comprar Japan Travel SIM. Se trata de una tarjeta SIM prepago que podrás utilizar en todo Japón para poder acceder a Internet desde tu móvil, ahorrando en los costes de itinerancia de datos. Nos hicimos con ella en http://www.jtbmyasia.com/japan-travel-sim/

Por cierto los enchufes son de doble clavija y aconsejamos llevar un adaptador.

En los baños de aguas termales (onsen) existen algunas normas que es importante conocer con antelación. Antes de sumergirse en las relajantes aguas es imprescindible lavarse bien con agua, jabón y champú, que se encuentra en una zona habilitada para ello. Una vez el cuerpo esté limpio ya se puede disfrutar del baño. Por lo general, el agua está entre 39º y 42 °C, temperatura idónea para deleitarse con unos minutos de descanso. Además, este momento tan especial se suele intercalar con duchas frescas o, incluso, pequeños descansos al borde del onsen que permiten desconectar y contemplar la naturaleza. Suelen estar divididos por sexos y al onsen se va completamente desnudo. Así que, fuera complejos, y a disfrutar la experiencia.

Japón es un país muy limpio e incomprensiblemente no encontraréis prácticamente ninguna papelera, esto es debido, a que es menester que cada persona guarde sus desperdicios hasta casa.

Las puertas de los taxis no se tocan, ya que se abren y cierran solas.

En el tren y en el metro no está permitido hablar por teléfono. Nos pueden poner una multa. Encontraréis un encantador silencio poco usual, al que es bastante fácil acostumbrarse.

En cuanto a los restaurantes, suelen ser especializados (ramen, soba, cerdo rebozado, carne a la parrilla, sushi, tempura….) y gozan todos de calidad y buen servicio. Hay muchísima oferta y, a no ser que busquéis algo muy especial, no hay que preocuparse mucho en la elección, dejaros llevar por la gastronomía japonesa.

Por último y como curiosidad, os comunico que a vuestra vuelta echaréis de menos los WC japoneses. No os cuento más, es algo que descubriréis por vosotros mismos.

https://www.youtube.com/watch?v=303674720