Fecha: 14 de mayo de 2021 – Actualizado: 17 de abril de 2024
Florencia, capital de la región de la Toscana es una ciudad apasionante. Colmada de obras maestras del renacimiento italiano, es una joya tanto fuera, como dentro de sus museos.
Descubrimos plazas, puentes, palacios, torres, catedrales y cúpulas de gran belleza que albergan creaciones de genios como Botticelli, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael o Tiziano. A las orillas del río Arno con los colores del atardecer, contemplamos fascinados el reflejo del romántico Ponte Vecchio, siempre custodiado por sus pintorescas casas colgantes.
Por Nuria Araguás y A.B.S.
Fotos cedidas por la Oficina de Turismo de Italia y Evasión
Florencia es otra de esas ciudades que siempre perduran en la memoria, cuyas imágenes son difíciles de olvidar. Está considerada un museo al aire libre y ciertamente, es uno de los lugares más preciados del Patrimonio Mundial de la Unesco.
Plaza del Duomo
Disfrutamos de la ciudad de Florencia tres días completos, dedicando un cuarto día a la atractiva ciudad de Siena. Nos alojamos, inmejorablemente, frente al apacible río Arno, en el mismo corazón de la ciudad, en el Palazzo Alfieri. Se trata de un edificio histórico con un sofisticado diseño contemporáneo, que fue la residencia principal de Luis Bonaparte, rey de Holanda, y el refugio florentino de muchos artistas, líderes y escritores italianos, como el gran Vittorio Alfieri, al que se debe su nombre. Es muy recomendable y goza de un ambiente cálido y elegante.
Uno de los puntos neurálgicos de Florencia, y hacia donde nos dirigimos una vez instalados, fue la Plaza del Duomo. Este conjunto monumental, obra maestra de la arquitectura gótica florentina, incluye la majestuosa Basílica de Santa María del Fiore (S.XIII), una de las catedrales más grandes del mundo, que destaca con una gigantesca cúpula obra de Brunelleschi (s. XIV); delante de la Catedral se encuentra el Baptisterio di San Giovanni, en el que se han bautizado generaciones de florentinos, y que de sus tres puertas, la más deslumbrante es la famosa “Puerta del Paraíso” obra de Lorenzo Ghiberti, en la que empleó más de veinticinco años en realizar (1425 y 1452); Asimismo se alza deslumbrante el bello Campanario de Giotto, cubierto de mármoles verdes, rojos y blancos. El campanario cuenta con 414 escalones que nos ofrecen una bonita panorámica de la ciudad. La cúpula y el campanario forman parte del perfil de la ciudad de Florencia.
Orsanmichele
Detrás de la catedral, en el Museo de la Ópera de Santa María del Fiore, podemos admirar una maravillosa colección de obras provenientes de la Catedral, del Baptisterio y del Campanario.
La Plaza del Duomo es un lugar extraordinario, debido al colorido y la arquitectura de los edificios que la componen. De noche, se ilumina y es más hermoso si cabe. Es una zona muy frecuentada, y debemos tener en cuenta los horarios para evitar aglomeraciones.
Caminamos hasta la Piazza della Repubblica, que tiene forma rectangular y es una de las más grandes de la ciudad. A la parte oeste, se accede por un portentoso Arco del Triunfo. La plaza expone una columna romana que data del S. VIII, así como la estatua ecuestre del Rey Vittorio Emmanuele II de 1890. Bajo los arcos de soportales que se extienden alrededor de la plaza, se emplazan cafeterías y tiendas que nos invitan a curiosear y nos ofrecen una pausa. Algunos artistas hacen alarde de su destreza con malabares y otros dibujan caricaturas a turistas y viandantes.
Alcanzamos Orsanmichele, una iglesia que reconoceremos por las sobresalientes estatuas de su fachada. Se trata de los edificios más emblemáticos de Florencia, cuyo origen fue un mercado de granos transformado en iglesia a finales del XIV, cuando se dio orden a los gremios de que encargaran estatuas de sus santos patronos con el fin de adornar la fachada del templo. En el interior se hallan, algunas de las obras originales que se exhiben en el exterior. La entrada es gratuita. Desde los pisos superiores se obtienen magníficas vistas del Duomo. Es una visita muy recomendable.
Otra riqueza arquitectónica es el Palacio del Bargello del S. XIII, que tiene forma de castillo y actualmente es el Museo Nacional, uno de los más importantes del mundo en lo que respecta a escultura de los siglos XV y XVI. Una plácida visita, además, por la arquitectura y la decoración de sus tres plantas.
Piazza delle Signoria
En Florencia casi todo es un imprescindible, como el paseo por la Logia del Mercado Nuevo (S.XVI), llamada también Logia del Porcellino, ya que aloja la famosa Fontana del Porcellino, una escultura de un jabalí de bronce realizada por Pietro Tacca en el s. XVI, propiciatoria de la buena suerte, a quien frote el hocico a tan famoso jabalí. El Mercado Nuevo es el lugar ideal donde comprar artesanía local y llevarnos algún recuerdo de Florencia.
Tampoco podemos dejarnos de lado el admirable Palacio Strozzi, de finales del siglo XV principios del XVI, que tiene un magnífico patio interno. Y por fin llegamos a la monumental Piazza delle Signoria, foco histórico de la vida civil, corazón de la Florencia medieval, donde la Plaza es un museo en sí mismo. Entre los monumentos que encierra se halla el majestuoso Palazzo Vecchio o Palacio de la Señoría, reconocible porque la torre del Palacio o Torre de Arnolfo se encuentra en la fachada principal, y constituye uno de los símbolos de la ciudad. Actualmente es la sede del Ayuntamiento. Delante se sitúan varias esculturas, entre las que se encuentra la copia del famoso David de Miguel Ángel -el original se encuentra en el Museo de la Galleria dell’Accademia. El Palazzo Vecchio fue la residencia de los Médicis desde que Cosme I se trasladó allí en 1540.
Galería de los Uffizi
La Plaza de la Señoría alberga asimismo la Logia de la Señoría o Logia dei Lanzi (del siglo XIV), una galería de arte al aire libre, que acoge copias de famosas obras de arte, un espacio ideal para tomar un descanso, disfrutando de esculturas como Perseo con la cabeza de Medusa o El Rapto de las Sabinas. La Fuente de Neptuno esculpida por Ammanati es otro monumento de la artística plaza, así como la Estatua Ecuestre de Cosme I, de Giambologna.
Es la plaza de mayor esplendor, la más bella de Florencia, también una de las más animadas, reúne a turistas y artistas locales. Obviamente, es una parada imprescindible.
Adyacente encontramos la Galería de los Uffizi, uno de los museos más famosos del mundo donde se encuentra el arte del siglo XIV y del Renacimiento. Las obras más famosas, son las referentes al renacimiento italiano, con obras de Botticelli, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael o Tiziano. Por lo que concierne a la arquitectura, testimonia la grandeza del siglo XVI, una época espléndida y singular, construida por voluntad del Gran Duque Francisco I y siguiendo el proyecto del gran arquitecto Giorgio Vasari. El elemento arquitectónico de mayor interés es el Corredor Vasariano, una estructura elevada en forma de galería de un kilómetro de longitud que conecta el Palazzo Vecchio con el Palacio Pitti, situado al otro lado del río Arno. Esta estructura se extiende por el Ponte Vecchio con ventanas con vistas al río. Su objetivo era permitir a los miembros de la corte, trasladarse fuera de peligro desde su residencia hasta la sede del poder político. Actualmente el corredor acoge la más grande colección de autorretratos del mundo, y es parte de la Galería de los Uffizi. La visita a esta Galería es un indispensable en conocimiento y riqueza del patrimonio italiano. ¡Ojo! con las colas ya que es uno de los museos más visitados.
Al llegar a las orillas del río Arno, contemplamos ensimismados el icónico “Ponte Vecchio”. Este puente data de 1345 y las casas suspendidas de los laterales, en la época estuvieron habitadas por carniceros y curtidores. Cuando a finales del s. XVI la corte se trasladó al Palacio Pitti, Fernando I de Médicis, a causa del mal olor de los puestos, limitó el derecho a instalarse en el puente tan solo a joyeros y orfebres. Por increíble que parezca, estos fueron los antepasados de los puestos que hoy en día, continúan ofreciéndonos sus mejores creaciones en oro y plata a lo largo del puente. También hallamos algunos estudios de arte y tiendas de souvenirs que echan sus persianas de madera al caer la noche, cuando se ilumina y Florencia se transforma en una ciudad de novela.
El “Puente Viejo” se halla repleto de candados en señal de amor eterno. Este puente medieval es sin duda un símbolo del romanticismo de Florencia y un bonito lugar para hacer una pausa y sentarse a observar el ir y venir de la gente y el movimiento de las aguas del Arno al ritmo de la música de algunos artistas locales.
Al otro lado se encuentra el Barrio de Oltrarno, (literalmente al otro lado del Arno), que esconde rincones encantadores. Aconsejamos deambular por sus callejuelas que nos muestran placitas, iglesias, talleres de arte, trattorias y trastiendas, un lugar más tranquilo que el centro de la ciudad, donde localizamos vinotecas y agradables lugares para tomar un aperitivo, y acompañarlo con el refrescante Spritze Aperol, o el tradicional vaso de Chianti, uno de los vinos más distintivos de la Toscana.
Finalmente nos topamos con la gran plaza que acoge al Palacio Pitti, un imponente y suntuoso palacio que fue residencia de las prestigiosas familias de los Medici y de los Lorena. Contiguos, se hayan los flamantes Jardines Bóboli.
En Oltrarno tienes que subir hasta la Piazzale Michelangelo, (recomendable hacerlo en autobús), que sobre una colina nos ofrece una magnífica vista de Florencia en todo su esplendor. Lo disfrutamos al atardecer, mientras degustamos un delicioso “gelato”. Un mirador increíble que sin lugar a duda no te puedes perder. ¡!Prepara la cámara!!
El paseo por la ribera del río Arno es sumamente apacible y muy recomendable. Llegando hasta el Ponte Alle Grazie y adentrándonos por la Via de Benci, se llega a la Piazza Santa Croce. Este lugar, es un antiguo escenario de torneos y actualmente, un espacio de fiestas populares que conserva todavía su carácter medieval. Cada esquina, es un pedazo de historia de la ciudad. En un lateral, se encuentra Palazzo Cocchi-Serristori y en el lado sur de la plaza, podemos ver el Palazzo dell’Antella. La gran fachada de mármoles de colores de la Basílica de Santa Croce, domina la explanada. Frente a la iglesia, se alza una estatua de Dante Alighieri.
La iglesia de Santa Croce es el Panteón de Florencia, en su interior se encuentran unas 300 tumbas, en las que se pueden ver fechas que van desde el siglo XIV al XIX. Algunos de los personajes más conocidos que reposan en Santa Croce son Galileo Galilei, Maquiavelo, Lorenzo Ghiberti o Miguel Ángel. También se le conoce como el Templo de las Glorias Italianas. En sus capillas se pueden ver frescos de artistas como Giotto, Brunelleschi o Donatello.
A la Piazza de la Santa Croce también se puede llegar desde la Piazza delle Signoria atravesando varias placitas y calles de tiendas y restaurantes, una travesía fabulosa, pero bastante más concurrida. Este punto es otro ineludible de Florencia que tampoco puedes dejar de conocer.
Irte de Florencia sin visitar La Galería de la Academia que junto con la de los Uffizi es otro de los museos más visitados del mundo, es algo impensable. Las obras que hacen que la Galería tenga fama internacional, son las de Miguel Ángel, siendo la más célebre la estatua del David, una escultura de mármol blanco de 5 metros de altura que representa a David antes de enfrentarse con Goliat. La escultura fue realizada entre 1501 y 1504 en los talleres de la Opera del Duomo y estuvo durante casi 400 años en la Plaza de la Signoria. Para protegerla de los fenómenos meteorológicos y actos de vandalismo fue trasladada a la Academia en 1873. En este museo, como es de imaginar las colas son enormes. Una opción para para evitarlas y admirar las obras más representativas del renacimiento, es la contratación previa de alguno de los tours que ofertan las oficinas de turismo y agencias de Florencia.
Entre los restaurantes que más nos gustaron se encuentran, el Restaurante O Munaciello que está ubicado en ViaMaffia 31r. Es un restaurante-pizzería napolitano ubicado en un antiguo convento en el popular barrio de Santo Spirito. Una mirada a Nápoles, con una decoración muy original entre lo sagrado y lo profano. Cocina napolitana al horno de leña. Un lugar único.
También nos encantó Lungarno Bistrot un restaurante elegante, situado en la ribera del río que dispone de una acogedora terraza. Ofrece cocina de calidad y un servicio impecable. Un lugar con mucho glamour donde probamos el chuletón Fiorentina. Está en Piazza Degli Scarlatti, 1R.
Florencia es una de las ciudades más seductoras del mundo. Es la cuna del arte renacentista, está situada en un entorno natural envidiable, cuenta con una rica gastronomía local y se halla rodeada de destinos igualmente atractivos, todo ello determina un viaje ineludible.
UNA ESCAPADA A SIENA
Siena es una de las ciudades más atractivas de Italia y se halla a tan solo 77 Km de Florencia. Está situada en el centro de la Región de La Toscana, lo que supone la escapada perfecta para descubrir mínimamente el idílico paisaje toscano. Hay varias formas de llegar hasta Siena desde Florencia; en tren, en autobús, contratando una excursión, o bien, por la que finalmente optamos, alquilando un vehículo por nuestra cuenta. Debido al tráfico, sobre todo a la salida de la ciudad de Florencia, a algunas obras en autovía, y a la velocidad máxima permitida, tardamos una hora y 40 minutos en llegar a Siena. Hasta la mitad de camino, no comenzamos a ver las verdes colinas de viñedos y empezamos a deleitarnos con el paisaje típico de la campiña Toscana. Algunas casonas de piedra rodeadas de cipreses surgían sobre las lomas y en la lejanía podíamos distinguir lo que parecían encantadoras aldeas. Pasamos por pueblecitos muy pintorescos tales como Greve in Chianti, Panzano in Chianti, Castellina in Chianti.
Por fin llegamos a Siena y aparcamos en una de las áreas de estacionamiento de pago que se encuentran en los alrededores del centro histórico, justo donde empiezan las calles peatonales. A los diez minutos caminando, nos adentramos en la ciudad medieval por un gran arco de piedra. Nos dejamos llevar por la sugestiva calle adoquinada en cuyas edificaciones sobresalen estandartes en los muros dando un aspecto más épico si cabe. Alcanzamos el corazón histórico de Siena, la Piazza del Campo, del siglo XIV. Es una de las plazas más famosas de Italia, debido a su gran belleza y también porque acoge un festival legendario que se celebra cada año, el popular Palio di Siena. Los orígenes se remontan al siglo XVII, con documentos que atestiguan y datan las carreras de caballos en Siena. Se celebra en dos fechas. Cada 2 de julio y 16 de agosto, la plaza se prepara para una carrera de caballos -en que los jinetes montan “a pelo”- entre los 10 de los 17 barrios o “contradas” de la ciudad. Los habitantes de Siena le dan mucha importancia a esta cita y viven con gran pasión esta fiesta que va más allá de una mera competición deportiva.
La plaza es un escenario histórico asombroso que alberga el Palazzo Pubblico y la Torre del Mangia. El Palazzo Pubblico es la sede del Ayuntamiento y el edificio más majestuoso y visitado de la plaza. La fachada está ligeramente curvada y destaca por su campanario, la Torre Mangia que se alza a 102 metros de altura. Es un edificio de gran belleza que se construyó en el siglo XIII, aunque fue terminado en el siglo XVII. El Palacio Público alberga el Museo Cívico de Siena, por lo que se puede visitar su interior y recorrer diversas salas para ver numerosas obras artísticas. A La Torre Mangia que fue erigida entre 1325 y 1344 se puede subir y nos ofrece unas de las mejores vistas de la ciudad. Nos recuerda mucho a la del Palacio Vecchio de Florencia, ya que fue diseñada para imponerse a la de éste, dada la rivalidad política y artística con la ciudad vecina.
La Plaza es también, la localización de la Fonte Gaia, una bellísima fuente en forma de pilón rectangular adornada por tres laterales con bajorrelieves del artista italiano Jacopo della Quercia, construida entre 1409 y 1419. Las esculturas originales están en la logia del Palacio del Ayuntamiento, siendo las de la fuente una copia hecha por el escultor Tito Sarocchi. Es preciosa y se puede contemplar desde las terracitas de la plaza.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Plaza del Campo es una plaza llena de vida rodeada de edificios monumentales de estilo gótico. Actualmente las terrazas de cafeterías y restaurantes nos ofrecen un ambiente único donde detenerse a la contemplación.
En la oficina de turismo sita en la misma plaza, tomamos un mapa con el recorrido y los puntos de interés. De inmediato nos internamos por calles empedradas donde perderse es una delicia. Pequeñas tiendas con productos locales y talleres de artesanía se alojan en antiquísimas construcciones. Hallamos un ambiente remoto que aún se conserva en múltiples rincones. Nos dejamos llevar abstraídos por los callejones. Nos fuimos acostumbrando a ver las banderas de colores y símbolos colgados de frontones y balcones correspondientes a los barrios por los que pasamos. Algo que sin duda caracteriza a esta bellísima ciudad medieval.
Llegamos a la Plaza del Duomo en la que nos dejó maravillados la espectacular Catedral de mármol blanco y verde oscuro de Santa María de la Asunción, construida entre los siglos XII y XIV. La impresionante fachada precedida por doce escalones que representan a los Apóstoles conduce a una entrada de tres portones. El arquitecto Nicola Pisano diseñó la mayor parte de los planos y su hijo Giovanni Pisano la admirable fachada gótica.
El Duomo de Siena es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica italiana. Es preciosa tanto por fuera como por dentro. En el interior las columnas son de mármol blanco y negro, y alberga obras maestras de grandes artistas sieneses, asimismo, el pavimento tiene extraordinarios grabados e incrustaciones de mármol creados entre 1372 y 1547. También son de mención las hermosas vidrieras de colores. Merece la pena visitar el baptisterio y la cripta y es una visita obligada subir al “Panorama o Facciatone”, una terraza panorámica desde donde tuvimos Siena a nuestros pies. Las vistas son inmejorables. La entrada a este mirador se hace por El Museo dell’Opera Metropolitana del Duomo que acoge las esculturas y obras de arte originales de la Catedral.
En el S.XIV se realizó un ambicioso proyecto para ampliar más aún la Catedral y convertirla en el mayor templo de la Cristiandad, pero este proyecto no se pudo llevar a cabo, debido a la gran epidemia de peste asoló la ciudad en 1348. Hoy en día podemos ver los vestigios de esta ampliación fallida.
En nuestra visita tuvimos la fortuna de encontrarnos con el desfile de una contrada que por los estandartes y vestimentas averiguamos se trataba del barrio de “Valdimontone” situado en el del sureste de la ciudad. Sus residentes eran sastres y el símbolo es un carnero coronado rampante, con un escudo azul con la letra «u» de Umberto. Sus colores son rojos y amarillos, con blancos. Ganó por última vez el Palio el 16 de agosto de 2012. Os dejamos la foto. Luciendo sus trajes y en tropel, les seguimos un buen trecho entre tambores, vítores y el vaivén de las enormes banderolas. En tal entorno, nos fascinó sobremanera.
Otro lugar para el recuerdo fue la Plaza Salimbeni, con la que nos topamos gratamente callejeando. Se trata de una plaza pequeña, rodeada de palacetes renacentistas entre los que se halla la sede del Banco de Siena, un hermoso edificio gótico con una imponente estatua homenaje a Sallustio Bandini, un economista italiano.
Otros puntos de interés son la sobria Basílica de San Domenico del s.XIII y la Casa de Santa Caterina. Asimismo, nos encantó el Palazzo Chigi Saracini, antiguo palacio de los aristócratas de Siena que hoy en día alberga la Academia Musical Chigiana. Se puede entrar hasta el patio porticado donde hay bonitos frescos en el techo y un pozo en el centro.
Y no se os olvide dejar esta bellísima ciudad sin probar las famosas “Cantuccini” de la Toscana, unas galletas hechas de almendra, que se acompañan de vino dulce…
Siena es cómoda para visitar, puesto que los puntos de interés están muy cerca unos de otros. Es una ciudad detenida en el tiempo, que conserva intacta su atmósfera medieval. Recorrer sus calles en la noche, con alguno de sus edificios y plazas iluminadas debe ser fascinante. Quizá pernoctar en Siena hubiera una muy buena elección.
Muy cerca de Siena, hay que poner en valor varios pueblecitos medievales como San Gimignano y Monteriggioni, pero este viaje no nos da para más y la Toscana hay que recorrerla como se merece, una tierra repleta de tesoros históricos y seductores paisajes que nos ha enamorado y que tiene muchas razones para dedicarle otro encuentro… Será en otra ocasión….
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