Fecha: 14 de mayo de 2016 – Actualizado: 17 de octubre de 2023
Ubicada en el mar Mediterráneo, a 12 km de la isla italiana de Cerdeña se encuentra la isla de Córcega. Un territorio desconocido, con identidad propia y alejado del turismo de masas. Los parques naturales cubren dos tercios de su superficie y alberga 5 reservas marinas. Una isla de colores.
LA DESCONOCIDA E INESPERADA CÓRCEGA
Por Nuria Araguás y ABS. FOTOS EVASIÓN. Foto Portada Bonifacio.
Si bien forma parte del territorio francés, a lo largo de la historia Córcega ha sido parte de Francia, de Italia y hasta se la ha considerado una nación independiente. A través de los diversos cambios, los corsos han mantenido una identidad cultural distintiva y como pilares de esa identidad están la cultura musical autóctona y la artesanía. La capital, Ajaccio, es conocida por ser ciudad natal de Napoleón Bonaparte.
Esta isla es una de las más grandes del mar Mediterráneo, con 185 km de norte a sur y 50 km de este a oeste, y cuenta con un extraordinario entorno natural muy conservado. En su interior, se ubica una cordillera repleta de lagos y montañas de más de 2000 metros, siendo Monte Cinto el pico más alto con 2.706 metros que se puede ver desde varias partes de la isla. Asimismo, alrededor del 20 por ciento de Córcega es bosque y los corsos intentan que se mantenga de esta manera. Es el destino ideal para deleitarse con el mar y la montaña indistintamente. Nuestro pero viaje se realizó desde el mar y desde aquí os lo contamos …
Disfrutamos extraordinariamente sus aguas turquesas y cristalinas, sus playas de fina arena blanca, sus calas desiertas y de la infinidad de peñones, islotes y acantilados que encontramos en su costa. Y la mejor forma fue navegando….
Sin duda este es un lugar idílico para alquilar un barco y atreverse a recorrer parte de sus 1000 Kilómetros de litoral con el fin de descubrir tesoros que son únicamente accesibles por mar, como El Golfo de Porto y la Reserva Natural de Scandola, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Nuestra aventura la realizamos a mediados de septiembre, alquilamos un barco en el sur de la Isla en el puerto de Bonifacio y nada mas llegar nos dejamos fascinar por el encanto de esta localidad.
Puerto de Bonifacio
Bonifacio es una de las ciudades más bellas de Córcega y un lugar que no te puedes perder. Este pueblo medieval esta situado en un lugar privilegiado. En lo alto de una colina rocosa de piedra calcárea blanca, donde el viento ha dejado su sorprendente huella. En lo mas alto, la imponente “Ciudadela” que vigila el puerto y da la entrada al casco histórico de la villa. Según vamos subiendo, las vistas nos muestran el azul intenso del agua y el escarpado precipicio. En el saliente, casas y balcones se agolpan asomándose al mar en una constante y espectacular panorámica que bordea el acantilado.
Frente a Bonifacio se encuentra el archipiélago de las islas Lavezzi y la isla de Cavallo , paraíso de los amantes del buceo, y al fondo la isla italiana de Cerceña, lo que hace que el paisaje y las vistas panorámicas sean aún más bellas, si cabe.
Una ciudad de acogedoras calles empedradas, arcos, arbotantes y plazuelas, repletas de tiendas de productos artesanales, bares y restaurantes, ubicados en extraordinarios rincones. Ofrece un gran patrimonio histórico y monumental de carácter defensivo, es todo un viaje al pasado.
Entre callejuelas, en el centro, El hospitalario Resto Lan’K ofrece un encantador rincón para degustar cocina tradicional corsa. Y, en sus alrededores, agradables terrazas con cándidas lámparas y farolillos nos ofrecen cócteles y refrescos.
La oficina de información de la ciudad dispone de un mapa con una ruta histórica marcada con las principales edificaciones que se pueden visitar.
De mencionar es la insólita “Escalera del Rey de Aragón”, con 187 escalones excavados en el abrupto acantilado, y, que según la leyenda, se realizó en solo una noche por las tropas del Rey en 1490. Además, un increíble pasadizo ahondado en el abrupto acantilado conduce a un pozo de agua dulce. El paisaje y las vistas dejan atónitos a cualquiera. Hay que tener cuidado puesto que la bajada por las escaleras tiene bastante inclinación.
Bahia Palma.Cavallo
Si no se quiere subir cuestas, para llegar a lo alto de la villa desde el puerto, un gracioso trenecito sube y baja cada 20 minutos por 3 euros. Es espectacular la bajada caminando desde la ciudadela al puerto con la iluminación nocturna, resulta fascinante.
Ya en el puerto nos unimos a una animada fiesta en un pub en el que el Dj hizo bailar a todo el mundo. Increíblemente el pantalán, se llenó de música y baile. Un divertido espectáculo rodeado de barcos en el que hicimos muchos amigos de varias nacionalidades, algunos de ellos, vecinos de nuestra embarcación.
A la mañana siguiente, una vez que hicimos acopio de provisiones e informándonos de la previsión del tiempo, partimos en dirección este de la isla, donde predominan escarpados acantilados. Ya en ruta y nada más pasar la bocana nos topamos con la panorámica de Bonifacio desde el agua, arriba, exhibiéndose al mar. La vista es pintoresca. Las casas colocadas al filo del escarpado nos recuerdan a las casas colgantes de Cuenca, con la salvedad de que estas tienen el inmenso mar a sus pies. La ciudadela en un extremo y las formas erosionadas de la roca, dejan un paisaje de postal.
Partimos con un intenso viento que ha sido en todo momento protagonista de nuestro viaje. Entendemos que es el mismo que moldea la silueta de las rocas a las orillas de calas y escarpados y que dejan una sombroso escenario de grutas y oquedades. Figuras esculpidas y sumergidas en el agua nos regalan gran variedad de paisajes marinos.
Lavezzu
Afortunadamente en el sur y en cuanto a navegación, Córcega permite elegir entre infinidad de lugares para fondear. En el estrecho de las “Bocas de Bonifacio” –el que separa Córcega y Cerdeña-, el viento suele ser aún más fuerte. Desde este lugar, tenemos tres alternativas: poner rumbo Cerdeña para hacer una visita a el paradisíaco Archipélago de la Magdalena o “Manto de la Virgen”; navegar por las islas Lavezzi y Cavallo o remontar la costa este hasta Porto Vecchio.
En el insólito “Manto de la Virgen” ya estuvimos en otra ocasión, por lo que siempre atendiendo al viento, bordeamos el litoral tan espectacular que nos muestra el Archipiélago de las Lavezzi. Una reserva natural tan sólo a 10 km de Bonifacio y accesible únicamente por mar. Estos numerosos islotes de apiladas y redondeadas rocas grises, están deshabitados. Calas de blanca arena y aguas azul turquesa van apareciendo a medida que nos aproximamos a esta anómala costa en la que hay que navegar con bastante precaución debido a los numerosos peñones que afloran en el mar. Aquí el paisaje es único y es increíble, se respira pura naturaleza. Nos quedamos ensimismados con estas vistas durante algunas horas.
Finalmente y a nuestro pesar debíamos continuar hasta Puerto Vecchio, rumbo al este. A medida que avanzamos por la costa van apareciendo unos de los símbolos mas emblemáticos de la isla, las “torres genovesas”, situadas en la entrada a golfos y ensenadas. A nuestro paso, se abren bellas playas de aguas transparentes, como en el Golfo de San’Amanza, la Bahía de la Rondinara y Santa Giulia. Fondeamos en la playa de Rondinara donde nos dimos largo baño. En un lateral se halla un chiringuito rodeado de espeso bosque. En esta playa hay un servicio de dingui (zodiac) para llevarte a tierra y disfrutar del otro lado de la bahía.
Lavezzu
Esta época del año (mediados de septiembre), es recomendable, no hay mucha gente, ni tampoco muchos barcos, lo que nos entusiasma y nos deja paisajes en primera fila, difíciles de olvidar.
Continuamos y otra parada en Santa Guilia, una playa grande, mas turística que la anterior pero igualmente bella con un inmenso y verde pinar. Dispone igualmente de chiringuitos y servicio de ida y vuelta a la embarcación. Decidimos fondear y degustar deliciosa comida corsa en la terraza de un restaurante que encontramos bastante animado y con música tradicional, donde nos sirvieron a orillas de la playa deliciosos platos y variados cócteles.
Caminando por el litoral, sorprende enormemente como se mimetizan en los bosques y laderas, las viviendas y construcciones, ya que, aunque no encontramos ni grandes hoteles o edificios, todas ellas se funden con el entorno y el paisaje, nos tenemos que acercar bastante para verlas. En el caso de Santa Guilia cuesta encontrar a primera vista las casas en forma de cabaña escondidas entre los pinos.
Seguimos navegando hasta pasar delante de la Reserva Natural de las Islas Cerbicales.
Una zona protegida compuesta por varios islotes. Es el lugar ideal para bucear ya que tienen una rica fauna y flora marinas. Los sitios más accesibles son el islote de El Toro y el barco hundido de la Pecorella (1967).
Enfrente, la playa de Palombaggia, de aguas poco profundas, es una de las más bellas de la isla, bordeada de altas dunas blancas y de pinos. Un lugar de ensueño.
Al atardecer atracamos en Porto Vecchio un pequeño puerto deportivo que dispone de 150 amarres, pero al ser una parada popular para los navegantes, es necesario solicitar amarre previo. Otra vez septiembre, nos ayudo en nuestro propósito y nos dispusimos a explorar esta nueva localidad. A primera vista nos parece medieval, tipo Bonifacio pero en pequeñito. El bastión, preside el puerto. La empinada subida al casco histórico nos conduce a la grandiosa entrada a la ciudad a la que accedemos por una asombrosa puerta genovesa que increíblemente se conserva. Y de aquí, empezamos a deambular por encantadores callejones como si de un cuento se tratara. Y otra vez, nos cautivaron sus tiendas artesanales, sus acogedores restaurantes y su animada plaza. Fue toda una sorpresa ya que nos esperábamos algo más turístico y menos auténtico.
Tras un aperitivo con cerveza corsa y los tradicionales embutidos, nos bajamos de nuevo al puerto, y dimos con el lugar de moda, “LA MARINA”. Con música del momento y una variada carta.
A la mañana siguiente y después de un merecido descanso con el viento de oeste azotando otra vez, nos dirigimos hacia el norte a darnos un merecido baño y llegamos a Golfo de Pinarellu, en cuya entrada, y dominando la hermosa ensenada, otra bella torre genovesa ensalza otra sorprendente playa.
Al salir de la bahía y tanto como el viento y el mar nos eran propicios para navegar hacia el sur, decidimos volver a las Bocas de Bonifacio donde ya previamente nos habiamos quedado con ganas de visitar la isla de Cavallo y …!! qué gran acierto!!
No tenemos palabras para definir esta zona, ni las islas Lavezzi, totalmente virgen, ni la isla de Cavallo. Aunque en esta ultima se ubica un gran hotel de lujo, recomendamos fondear en alguna de sus calas y quedarse por allí al menos dos días para disfrutar de esta diversidad paisajística. El puerto es muy pequeño, y suponemos que en los meses de julio y agosto debe ser ardua labor amarrar, pero la isla alberga tres bahías de obligada visita por su hermosura. A estas alturas ya entendemos, y no es para menos, que a Córcega se la conozca como “la isla de la belleza”.
En Cavallo, la bahía del Greco, la bahía de Zeri y la bahía de Palma la naturaleza se conserva casi intacta, en un paisaje impresionante y calma total. En el hotel, al que merece la pena realizar una visita bien sea para degustar sus excelentes platos o tomar un cóctel en su bar, alquilan coches eléctricos para recorrer este pequeñísimo islote. Siguiendo la ruta marcada por un pequeño mapa que nos proporcionan, llegamos a calas no accesibles por barco e incluso encontramos un lago con una gran diversidad de aves. En los sorprendentes y tortuosos caminos de arena descubrimos magníficas casas que se ocultan entre bosques y riscos. No hay ni un alma. Esto es precioso. Esto es el paraíso.
Bahia Greco. Cavallo
Al atardecer y enfrente de nuestro amarre, la llamada Double Plage. Una increíble piscina natural donde la puesta de sol no tiene igual.
Después de dos maravillosos días, el tiempo se nos puso en contra y tuvimos que volver a Bonifacio, nuestro puerto base. De siete días que estuvimos, el último nos llovió. Esto no supuso problema para alquilar un coche, y, entre sol y oscuras nubes, nos dirigimos a conocer uno de los pueblos entre montañas más auténticos de la isla: Sartene. El que dicen es el mas corso de Córcega.
En camino a Sartene fue muy placentero. La carretera de la costa, aunque bastante sinuosa es muy agradecida, ya que presenta unas vistas extraordinarias y miradores dignos de una parada, como el de la bahía de Roccapina a la que no pudimos llegar navegando pero si la pudimos observar desde tierra, con su atractiva torre genovesa que la domina, bajo la cual dicen, que una rica fauna que vive en su interior.
Una vez dejamos la carretera costera nos internamos en las altas y verdes montañas, llenas de increíble colorido. Nos llama la atención los salva raíles de madera, que no se aprecian ya que se hallan integrados en el paisaje del tupido bosque que cubre las montañas. Toda la campiña tiene un intenso color.
Doble paya. Cavallo
Sartene esta situado en un extremo del Monte Rosso y domina todo el valle desde lo mas alto. Con su arquitectura típica de la Edad Media, entrar en el barrio de Santa Ana supone entrar en el corazón de la Córcega medieval. Aconsejamos perderse por sus húmedas callejuelas, escaleras de piedra, sus casas altas y estrechas y soportales que constituyen todo un laberinto. En Sartene nos dimos cuenta de que la montaña, es la guardiana de tradiciones y de la identidad corsa. Constituye un escenario ideal para realizar trekking o senderismo en un auténtico mosaico de distintos paisajes. La ruta más conocida y más espectacular es la ruta GR20, que recorre la isla de noroeste a sureste por el Parque Natural Regional, atraviesa la alta montaña desde Calenzana (región de Calvi) hasta Conca (región de Porto Vecchio). Se considera una de las más bellas de Europa, pero también de las más duras.
Pero todo esto forma parte de otro viaje…
En los alrededores de Sartene, a 14 Km se encuentra Propriano, un pueblo costero al que nos hubiera encantado llegar ó también Tizzano, a 18 km, cerca de bellas playas, dólmenes y viñedos. Nos damos cuenta de que hay muchas formas de descubrir Córcega entre altos picos y montañas, lejos de los centros más poblados, donde reina la quietud y el sosiego.
Aunque con ganas de seguir disfrutando del interior de la isla, volvíamos con una amplia sonrisa. Un viaje inolvidable en este desconocido rincón, donde lo poco que pudimos ver fue un regalo para los ojos, donde la naturaleza se mantiene en su mayoría prácticamente intacta y donde la historia y las tradiciones reinan en la montaña… un entorno digno de experimentar… Sin lugar a dudas ¡Volveremos a otro trocito de esta mágica isla que tanto nos puede ofrecer!
GASTRONOMÍA
En la gastronomía corsa destacan los embutidos, los quesos y los vinos, y podemos dar fe de su gran variedad, calidad y sabor. El salami, la panceta, las figatelli, el jamón ahumado y los quesos como el brocciu son productos naturales que forman parte de la alimentación corsa.
En la cocina, las especialidades marinas, pescados y mariscos se realzan con las hierbas locales. En el puerto de Bonifacio degustamos junto al mar, un plato muy típico: unos frescos mejillones al vapor con variedad de saldas y que vienen siempre acompañados de patatas fritas.
La miel y la castaña también son productos destacados de la tierra corsa.
Los viñedos son un recurso muy importante de la isla, destacan los vinos tintos y rosados, de denominación de origen Crus y Ajaccio.
Es evidente la influencia italiana y francesa como no podía ser de otra manera, pero la cocina corsa tiene su propio carácter.
Naviera
NAVIGARE WORLDWIDE Ltd.
CARLO FARRIS. Charter Broker
carlo@toyacht.com
AGRADECIMIENTOS:
A Laura de GlOBE SAILOR por encontrarnos siempre el barco que necesitamos. www.globesailor.com